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viernes, 27 de enero de 2012

“Contracorriente en la tierra del Yayabo”


Con motivo de la gira nacional Todas Contracorriente de la cantante Rochy Ameneiro, acompañada por el Dr. Julio César González Pagés

Por Equipo de la Red Iberoamericana de Masculinidades

22 de enero/Sancti Spíritus. Liderada por la cantante Rochy Ameneiro, la gira nacional Todas Contracorriente llegó a Sancti Spíritus con su propuesta inclusiva de un arte que dice NO a la violencia de género y que evoca el centenario del movimiento feminista en Cuba.

La música popular actual, la promoción de videos clips con un tratamiento discriminatorio hacia la mujer, la necesidad de visualizar a mujeres relevantes del pasado y del presente espirituanos, y el proyecto de compilación de la Historia de la Mujer en Cuba (en tres tomos), centraron el intercambio que sobre la violencia de género en la música ofrecieron la intérprete Rochy Ameneiro y el cientista social, el Dr. Julio César González Pagés, en la sede de la UNEAC provincial.

En la cita se reunieron funcionarias e iniciadoras de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC) provincial y municipales, encabezadas por su Secretaria General Magalys Fernández Sosa, una representación de las autoridades del gobierno provincial y municipal, mujeres en su mayoría, así como profesores/as e investigadores/as de la Universidad de Ciencias Pedagógicas “Capitán Silverio Blanco Núñez”, la Cátedra de la Mujer, la historiadora de la Ciudad María Antonieta Jiménez Margolles y el presidente de la Unión de Historiadores de Sancti Spíritus, Ramón Reigosa Lorenzo, entre otras personalidades.

Durante su intervención, la cantante Rochy presentó el proyecto Todas Contracorriente, el cual aglutina conciertos, talleres y conferencias para sensibilizar en materia de género, y explicó los objetivos de la gira; resultado, según Rochy, de una serie de acciones que se efectuaron desde el pasado año y que gracias al Instituto Cubano de la Música (ICM), y al apoyo de otras instituciones como la FMC, se pudo extender a casi todo el país.

“La canción Contracorriente, de la cantautora Yamira Díaz, y la realización del audiovisual por Luis Najmías Jr., son mensajes para las mujeres cubanas, como parte de una campaña inclusiva a favor de la equidad entre mujeres y hombres”, manifestó Rochy.

Por su parte, el Dr. Julio César González Pagés, coordinador general de la Red Iberoamericana de Masculinidades, refirió que Todas Contracorriente ha tenido la intención de visualizar a las mujeres de la invisibilidad provocada por la visión patriarcal de la historia, junto al rescate de los monumentos o mausoleos erigidos en nombre de aquellas mujeres significativas de cada provincia, unido al proyecto de la Historia de la Mujer en Cuba (tres tomos), sobre todo de la labor en más de 50 años de la FMC en su lucha contra el machismo, así como la urgencia de debatir sobre el contenido de las letras de las canciones populares y los audiovisuales, con el fin de cambiar la imagen vulgar e irrespetuosa que se transmite al mundo.

“Estar en contra de la violencia es un tema ideológico. No se puede justificar la violencia como destino manifiesto. No todos los artistas creen en la cultura de la violencia, es necesario el mensaje de la cultura de paz”, subrayó González Pagés.

Dar cabida a la canción inteligente, la defensa del espacio ganado por la FMC en cuanto a los derechos de las mujeres, profundizar en la reivindicación de mujeres emblemáticas de la propia historia provincial, además del rescate de la memoria histórica como la masacre de centenares de mujeres embarazadas en 1869 en la Loma del Infierno, durante la guerra por la independencia de Cuba del colonialismo español en suelo espirituano; también fueron objeto de discusión entre todos/as los/as asistentes al intercambio.

En su recorrido por lugares de especial valor, Contracorriente visitó varios de los museos representativos de la ciudad espirituana como el Museo de Arte Colonial, lugar donde hubo un encuentro con el Primer Secretario del PCC provincial, José Ramón Monteagudo y la Presidenta de la Asamblea Provincial del Poder Popular, Teresita Romero Rodríguez; el Museo Provincial; el Museo-Casa Natal del Mayor General Serafín Sánchez Valdivia; además de la tarja a la memoria de la escritora Francisca Hernández Zamora y al Hogar de niños/as sin amparo familiar.

La Casa de la Trova fue el sitio escogido donde Rochy y su grupo ofrecieron el concierto para el público espirituano. Con un repertorio que pretende sensibilizar a través de la música la equidad entre mujeres y hombres y homenajear los cien años del feminismo en Cuba, la velada contó con la lectura de una muestra del poemario de la destacada escritora Liudmila Quincoso Clavelo, quien dirige el proyecto artístico-comunitario Escribanía Dollz y preside la Asociación Hermanos Saíz (AHS) en la provincia.

martes, 17 de enero de 2012

“Contracorriente en la cuna del feminismo cubano”

En la foto Rochy, Julio César González Pagés, vecinos y trabajadores del memorial donde se guardan los restos, en Guaimaro, de la patriota Ana Betancourt




Con motivo de la gira nacional Todas Contracorriente de la cantante Rochy Ameneiro, acompañada por el Dr. Julio César González Pagés

Por Equipo de la Red Iberoamericana de Masculinidades

17 de enero/Camagüey. Con el derecho que le otorga haber sido una tierra que vio nacer a mujeres transgresoras, verdaderas precursoras del feminismo cubano, Camagüey acogió la gira nacional Todas Contracorriente, liderada por la intérprete Rochy Ameneiro, la cual, a su paso por cada provincia, lleva consigo el canto que dice NO a la violencia de género, a la luz de la celebración del centenario del movimiento feminista en Cuba.

Recibida por la Secretaria General de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC) provincial, Betsy Rodríguez Cardoso, y por una representación de las autoridades municipales, la avanzada Contracorriente comenzó su periplo en un sitio emblemático, Guáimaro, con el justo homenaje a la relevante patriota Ana Betancourt en el Mausoleo que tiene su nombre. Escogido para la redacción y firma de la primera Constitución cubana en abril de 1869, durante el inicio de las guerras independentistas, en Guáimaro tuvo lugar un hecho histórico sui géneris, cuando una mujer adelantándose a su época, Ana Betancourt, intervino para abogar por los derechos de las mujeres al ejercicio pleno de la igualdad con respecto a los hombres.

La conmemoración sirvió para la entrega de obsequios, del artista plástico Lisnoy Acosta García, a dos de los principales artífices de la gira nacional Todas Contracorriente: la cantante Rochy Ameneiro y el Dr. Julio César González Pagés, cortesía de las autoridades locales y del director municipal de Cultura, el historiador Desiderio Borroto Fernández.

La necesidad de llevar a cabo una campaña nacional que se oponga a la violencia de género, el análisis de esta problemática y su incidencia en la música y los videos clips contemporáneos, así como el proyecto sobre la historia de las mujeres en Cuba en tres tomos, fueron aspectos que caracterizaron la Conferencia Magistral que ofreció el Dr. Julio César González Pagés, profesor de la Universidad de La Habana y coordinador general de la Red Iberoamericana de Masculinidades, en la sede provincial de la UNEAC, y que contó con la participación de la cantante Rochy Ameneiro, quien se refirió al significado de Todas Contracorriente, la cual ha procurado aunar esfuerzos, desde la música y los estudios académicos, para incentivar una conciencia social sensibilizada con la equidad de género, sobre todo en los/as artistas y futuros profesores/as e instructores/as de artes.

Convencido de que para prevenir la violencia actual hace falta una cultura de paz basada en visualizar a las mujeres en la historia, González Pagés, autor de la obra En busca de un espacio: Historia de mujeres en Cuba, profundizó sobre las contribuciones imprescindibles de Camagüey a la lucha por los derechos de las mujeres, a partir del rescate de figuras tan importantes como Aurelia Castillo, Gertrudis Gómez de Avellaneda, quien a su juicio, es la mujer, en cuanto a política, más sobresaliente del siglo XIX en Cuba, y para quien reivindicó una mayor atención y reconocimiento a su obra y pensamiento por medio de una merecida estatua o mausoleo, así como el reclamo de sus restos de España para su tierra natal; entre otras.

Es necesario apropiarse de la fuerza de las mujeres en la historia para poder cambiar la problemática de la violencia de género, sea en la música o los videos clips de reggaetón, que fragmentan a las mujeres y sus cuerpos”, expresó González Pagés.

El proyecto Todas Contracorriente y la gira nacional surgió de un contexto donde la producción musical y audiovisual limitaba la imagen de la mujer como objeto sexual; de ahí nuestro propósito de rescatar y promover canciones inteligentes, que expresen la identidad nacional ligada al feminismo”, manifestó también, en este sentido, la intérprete Rochy Ameneiro.

Fue la sede del proyecto cultural Ejo en la ciudad, la escogida para el encuentro del público camagüeyano con un repertorio regalado por Rochy y su grupo, que busca recontextualizar la creación musical a favor de la equidad entre mujeres y hombres, y concientizar sobre la obligación de ir en contra de toda expresión de violencia en detrimento de las mujeres.

En gran medida, gracias al decidido apoyo de la FMC provincial, Todas Contracorriente realizó otro programa de homenajes y reconocimientos a mujeres insignes de la historia del territorio, en el marco de la celebración del centenario del Feminismo en Cuba. Con tal propósito, se le rindió un merecido tributo a Amalia Simoni, en el Museo-Casa Natal que lleva su nombre, y que comprendió también un conversatorio con estudiantes de la Escuela de Música “José White” sobre la problemática de la violencia en la música.

Asimismo, presidido por el Primer Secretario del Partido Comunista de Cuba (PCC) en Camagüey, Julio César García Rodríguez, y por una representación de las autoridades de la FMC y demás organismos provinciales, se desarrolló el habitual Taller “Música y cultura de la violencia”, impartido por el Dr. Julio César González Pagés, para más de trescientos estudiantes del Centro Mixto “Nicolás Guillén” (Escuela de Instructores de Arte y Escuela Pedagógica); el cual, a su vez, trató sobre la tríada de la violencia y su reproducción a través de la música, mediante los videos clips de reggaetón y otras expresiones de la música popular. La actividad cerró con la esperada actuación de Rochy y su grupo, que incluyó en el repertorio la invitación a estudiantes de la propia escuela.

Agradecemos que nos hayan tenido en cuenta; un proyecto que sirve para fortalecer, desde el arte y la cultura, los valores éticos y artísticos de nuestros estudiantes”, concluyó la directora general del Centro Mixto “Nicolás Guillén”, Marisela Martínez Marín.


lunes, 16 de enero de 2012

Las Artes de Santiago de Cuba y Bayamo contra la violencia en la música



Fotos de los talleres contra la violencia en la musica impartidos por el Dr. Julio Cesar Gonzalez Pages en las Escuelas de Instructores de Arte en Santiago de Cuba y Bayamo




Por Equipo Red Iberoamericana de Masculinidades

Uno de los principales propósitos de la Gira Nacional Todas Contracorriente que viene realizándose desde el pasado 6 de enero protagonizado por la cantante cubana Rochy Ameneiro, es llamar la atención acerca de la violencia de género que se genera a través de muchas de las letras de canciones actuales. Junto a ella se encuentra en este importante empeño el historiador cubano Dr. Julio César González Pagés, coordinador general de la Red Iberoamericana de Masculinidades, quien a la par de los conciertos y homenajes a diversas figuras femeninas cubanas en saludo al 100 aniversario del feminismo en Cuba, que realiza la cantante en varias ciudades del país, impartirá un conjunto de talleres sobre la cultura de la violencia en nuestras sociedades y su vínculo con la música titulado Música y cultura de la Violencia.

Esta labor tiene como escenario a diferentes escuelas formadoras de instructores de arte que se encuentran en las ciudades de la Isla donde se presentará Rochy y su grupo. Dos talleres ya tuvieron lugar en Santiago de Cuba y Bayamo el pasado 9 y 12 de enero de 2012 respectivamente. En la primera ciudad el taller se desarrolló en la Escuela Mixta “Pepito Tey”, donde asistieron 180 alumnos y alumnas de las especialidades de Instructores de arte y Formadores/as de Maestros, con el objetivo de sensibilizar a estas/os futuros educadores en la temática de la violencia de género que se refleja a través de la música. En este sentido, la presentación del historiador y la cantante por el director de dicha institución, Juan Carlos Leyva Crespo, dio inicio a la actividad.

González Pagés comenzó con algunas preguntas dirigidas al joven público presente, como cuáles eran sus valoraciones acerca de las imágenes de las mujeres y los hombres de sus canciones y videos clips preferidos, lo cual generó respuestas como la apreciación de que las mujeres eran “promiscuas” y los varones “atractivos”. Igualmente, preguntó acerca de cuál parte del cuerpo femenino ellos/as creían que se exhibían más en los videos clips que consumían, siendo las caderas las ganadoras. Según el tallerista, muchos de los videos en la actualidad a la hora de exhibir a las mujeres lo hacen colocándolas semidesnudas, y sin embargo, los hombres salen bien vestidos y en una relación de superioridad y dominación sobre las primeras.

En consonancia con estas ideas, el historiador y especialista en temas de género y masculinidades apuntó que la música puede servir también como un mecanismo discriminador hacia determinados grupos sociales como las mujeres o personas de escasos recursos económicos, así como la promoción de valores y códigos violentos. Vinculado al tema de la violencia, los varones y las masculinidades, el investigador enfatizó que la violencia es el recurso mediante el cual ejerce el patriarcado su hegemonía sirviéndose de la masculinidad hegemónica como actor para desarrollarla, y que en este sentido las mujeres son las mayores perjudicadas.

Debido a lo anterior y relacionado con la música, expuso que se hace necesario en la actualidad incentivar otros conceptos en este ámbito, lejos del sexismo, la discriminación y la violencia. Luego de la proyección de varios videos clips donde claramente se visualizaba un reflejo de la violencia a través de no sólo las imágenes mostradas sino también en las letras de las canciones, se les pidió a los/as estudiantes sus opiniones acerca de lo exhibido.

Un joven estudiante de cuarto año de la carrera expresó su rechazo hacia el contenido de lo mostrado, aludiendo que era innecesario este recurso utilizado por los músicos y realizadores de los videos. El investigador expresó que muchas veces los/as jóvenes tienden a imitar a sus cantantes favoritos y lo que observan en los videos clips se convierte en metas a seguir.

Otra de las preguntas realizadas fue si les gustaba escuchar y bailar reggaetón, siendo afirmativa en la mayoría de los casos. Sobre este género musical tan criticado o aplaudido en la actualidad debido a las letras de sus canciones y sus videos clips, González Pagés apuntó que el problema no radicaba en este tipo de música en sí, sino en la violencia, el sexismo y discriminación que emanan en muchas de las canciones que se convierten con facilidad en populares, las cuales llegan a un numeroso por ciento de la población, sobre todo a las jóvenes generaciones.

Respecto a los tipos de música y cantantes que ellos/as preferían, respondieron con géneros musicales como la bachata, salsa, reggaetón, la kisomba, la música romántica; y artistas como Waldo Mendoza, Leoni Torres, Gilberto Santarosa, Cándido Fabré, Diana Fuentes o Laritza Bacallao. Una estudiante del tercer año explicaba que optaba por la música romántica porque se cantaba al amor, los afectos, sentimientos y no a la violencia.

El Dr. Julio César González Pagés en pos de combatir este flagelo de la violencia y sexismo en la música, le propuso a los/as estudiantes presentes realizar una convocatoria a nivel nacional entre las escuelas de Instructores de Arte en el país para elegir los 20 peores videos clips del año, como una forma de combatir este fenómeno de la violencia en la música. Igualmente, propuso crear un sitio web como un espacio de interacción y debate acerca de estas temáticas, donde los/as jóvenes pudieran expresar sus inquietudes y planteamientos de lo que acontece en este ámbito.

Luego del taller, Rochy y su grupo ofrecieron un concierto a los futuros/as educadores de arte, quienes disfrutaron de diversos temas musicales que representan nuevas alternativas alejadas de códigos violentos y sexistas. Algo muy curioso sucedió cuando la cantante interpretó el tema Veinte Años, y sorprendentemente tod@s la acompañaron hasta el final.

Al segundo taller, desarrollado en la Escuela Provincial de Arte de la ciudad de Bayamo en la tarde del 12 de enero, asistieron 210 estudiantes entre la mencionada institución y la escuela de Instructores de Arte “Cacique Hatuey”. En esta ocasión, el tallerista comenzó alegando que siempre se debate sobre qué tipo de música le gusta a los/as más jóvenes, pero pocas veces se les pregunta a los mismos directamente, si es un gusto personal o estimulado por los medios de comunicación con su poder de imposición de gustos y tendencias.

En este sentido, González Pagés explicó la relación que existe entre la masculinidad y la violencia, y cómo músicos varones al detentar una masculinidad hegemónica que utiliza la violencia para legitimar el poder sobre las mujeres, utilizan este recurso reflejándose a través de sus canciones y las imágenes que muestran. Sin embargo, esto no se critica por el alegato de que forma parte de la “cultura cubana”, que es inamovible. Algo completamente incierto, ya que es un fundamento que se utiliza de igual forma con la cultura de la violencia, la cual puede en cualquier momento ser erradicada con el esfuerzo de todos/as.

Luego de enunciar la denominada tríada de la violencia, la que ejercen los hombres contra las mujeres, los hombres contra otros hombres y hombres contra sí mismos, se exhibieron varios videos realizados por estudiantes de la Universidad de La Habana, donde se mostraba explícitamente la tríada anterior, pero con la música como canalizadora. Asimismo, se mostraron varios videos clips cubanos, que representaban un canto a la violencia y a la disputa entre diferentes barrios de la capital. También a los/as estudiantes presentes se les preguntó qué tipo de música les gustaba, siendo la música romántica, el reggaetón, la salsa, el rock, la trova y el reggae, los géneros musicales mencionados. Dos estudiantes de la Escuela Provincial de Arte, comentaron que muchas veces sus gustos y expectativas musicales no son potenciadas por los medios ni los espacios recreativos, sino que se les imponen determinados géneros y temas musicales.

Otra problemática abordada fue la imagen que muchos videos muestran de las mujeres, donde solo se exhiben como cuerpos sexuales, siendo una forma de sexismo hacia ellas. En Cuba no podemos permitir con tantos espacios y derechos conquistados en temas de igualdad de género, que a las mujeres se les reduzca de esta manera. Esto sería un retroceso desde la cultura para nuestra sociedad, alegó el autor de la investigación Macho Varón Masculino. Estudios de Masculinidades en Cuba. Retroceso que sería perjudicial, sobre todo para un sector como lo son las niñas, que muchas veces las vemos reproduciendo lo que observan en los videos clips y bailando de formas eróticas, algo de lo que debemos preocuparnos y revertir, afirmó.

González Pagés comentó que sería muy importante el trabajo con los músicos y realizadores para sensibilizarlos, por lo que la censura no es una alternativa para resolver este problema, sino la educación y sensibilización.

La cantante Rochy, presente en el taller, manifestó la necesidad existente que especialistas como el Dr. Julio César González Pagés trabajen con los artistas y les explique todo lo concerniente con la violencia y las discriminaciones que muchas veces emanan en sus labores artísticas. En este sentido, mencionó que varios/as artistas no sienten en ocasiones que sus obras puedan ser perjudiciales para la juventud y la niñez, y por esta ignorancia tienen lugar estas problemáticas, de ahí la importancia de unir a los académicos en el trabajo con los artistas.

Del mismo modo, sin la alianza con los medios de comunicación sería muy difícil revertir esta dinámica de la violencia en la música. Por lo que el trabajo en estos temas con las personas

decisoras en los medios también se convierte una meta a cumplir si realmente se quiere detener este proceso.

El historiador aprovechó la oportunidad para proponer la iniciativa anterior de elegir los 20 peores videos del año por los estudiantes de las escuelas de arte, para erradicar este fenómeno de la propagación de música y videos clips violentos. La creación de un sitio web o la utilización de uno ya existente como espacio de reflexión, especialmente para los/as jóvenes, también fue otra de las iniciativas en esta tarea de lograr una cultura de paz y eliminar los contenidos y valores violentos en la música.

Ir contra la corriente de la música violenta se hace tan necesario como obligatorio si se aspira a que nuestra juventud y niñez crezcan y se eduquen en una sociedad caracterizada por una cultura de paz. Terminado el taller, la cantante Rochy inició su concierto realizando una invitación al escenario a varios/as estudiantes que interpretaron junto a ella varios temas musicales.



jueves, 1 de septiembre de 2011

“Mujeres en la Historia de Cuba”







En la foto los historiadores Julio César González Pagés y Mildred de la Torre durante la conferencia en el Instituto de Historia de Cuba.





Por Dayron Oliva Hernández. Red Iberoamericana de Masculinidades


La Habana/26 de agosto. Convocado por el Instituto de Historia de Cuba, en honor al 50 aniversario de la Revista Mujeres, el Dr. Julio César González Pagés, coordinador general de la Red Iberoamericana de Masculinidades, ofreció una conferencia sobre el feminismo cubano.

Junto al público asistente, historiador@s e investigador@s del Instituto de Historia de Cuba, se reconoció la presencia -en calidad de invitadas- de la comunicóloga Isabel Moya, directora de la Revista Mujeres, y la cantante Rochy Ameneiro, quien lleva adelante el proyecto cultural Mujeres Contracorriente.

Las palabras introductorias estuvieron a cargo de la Dra. Mildred de la Torre, quien destacó el aporte de la significativa obra de González Pagés, y, a su vez, hizo un recuento de la presencia femenina en la historiografía cubana. Agregó, además, que emancipar históricamente a la mujer no es solo demostrar su protagonismo a través de sus quehaceres y conductas, sino es develar la historia de una nación y sus mecanismos de desigualdad.

Por su parte, González Pagés subrayó que la perspectiva de género nace de la lucha y la desigualdad de las mujeres; de ahí que, en su criterio, revelar la historia de las mujeres es visualizar la otra mitad de la historia de Cuba. El propio conferencista, autor de En busca de un espacio: Historia de mujeres en Cuba, realizó un recorrido por la historia del feminismo cubano que las llegó a sumar más de 200 organizaciones feministas y femeninas; mencionó figuras emblemáticas como: Gertrudis Gómez de Avellaneda, María Luisa Dolz, Aurelia Castillo, entre otras.

Al recordar que desde el siglo XIX muchas mujeres con sus actitudes y el activismo político quisieron cambiar las cosas que atentaban en contra de ellas, González Pagés concluyó que: "La historia de las mujeres deben estar incluidas en la mirada histórica no por excepción".

jueves, 21 de abril de 2011

CUBA: LA HISTORIA DE LAS MUJERES NO ESTÁ EN LOS LIBROS DE HISTORIA


En la foto la historiadora Raquel Vinat junto a la periodista Helen Hernández y el investigador Julio César González Pagés durante el debate en la UNEAC.


Por Sara Más


Los nombres de Cecilia Aristi, Luisa Martínez Casado, Dominga González o María Josefa Agüero no se conocen popularmente en Cuba. Tampoco abundan los libros donde aparezcan sus historias u otras similares de cubanas del pasado que todavía la memoria no ha podido rescatar del olvido para las nuevas generaciones.

Aristi fue una de las grandiosas pianistas de la isla, comparada para la música con "lo que fue Gertrudis Gómez de Avellaneda para la literatura", apunta la historiadora Raquel Vinat, autora de varios libros y acuciosa investigadora de las figuras femeninas de la Historia de Cuba.

Entre ellas Luisa Martínez Casado, "tronco fundamental del teatro cubano"; Dominga González, "obrera de la que solo conocemos, por un periódico, que fundó uno de los primeros gremios feministas de las despalilladoras" (parte del proceso de fabricar tabaco), o María Josefa de Agüero, "la primera que hizo un club patriótico, anterior a los de 1868", explicó la profesora.

Menos todavía se sabe a fondo de Edelmira Guerra. Ella propuso, tras la guerra de 1895 a 1898, el derecho al voto, al divorcio, al trabajo, la separación de la Iglesia del Estado y, además, pidió reivindicación para las prostitutas.

Transgresoras todas en su momento, "ellas y muchas otras le dieron a Cuba una gloria extraordinaria, aunque apenas las conocemos", aseguró Vinat, ponente en un panel sobre la presencia femenina en la historia, realizado el 14 de abril, bajo el título Épica y mujeres, en la sede de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac).

Como parte del espacio mensual "Mirar desde la sospecha", sobre género y cultura, el encuentro estuvo auspiciado por el Grupo de Reflexión y Solidaridad Oscar Arnulfo Romero (OAR) y la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación (Cosude).

Convencida de que "la historia verdadera de las mujeres no la vamos a encontrar nunca en los libros de Historia", Vinat instó a buscarla en las llamadas "fuentes secundarias", en bibliotecas, archivos y periódicos, en la música y el discurso poético de siglos pasados.

"Tenemos cerca de 400 fuentes vivas y no vivas que hablan de ellas y pocas veces vamos a buscarlas. Hay muchas imágenes de las mujeres, no solo una", alertó.

Si bien ha existido históricamente poco aprecio de la historiografía acerca de las figuras femeninas, también influye una ideología patriarcal que ha calado hondo en mujeres y hombres, a lo largo de las épocas hasta la actualidad, asegura la historiadora.

Para el doctor Julio César González Pagés, el modelo de mujeres elegibles para ser visibilizadas en la historia nacional se sigue repitiendo de la enseñanza primaria a la universitaria.

Autor del libro En busca de un espacio: historia de mujeres en Cuba, la obra fundamental de Pagés ha estado dirigida a destacar la trayectoria de las feministas y sufragistas en la isla.

"A veces es tan dogmática la enseñanza, que para ver a una persona en la Historia tiene que estar relacionada con la vida política", reflexionó. "Y si tenemos en cuenta que la política la han desarrollado de forma categórica los hombres, en los siglos XIX y XX, difícil será encontrar a las mujeres. La Historia reproduce estos cánones", señaló.

En el relato histórico, a ellas se les perpetúa muchas veces en el papel de esposas o madres, y no se profundiza en lo que hicieron, pensaron o escribieron. "No es un problema de la historiografía cubana, sino mundial", precisa el también coordinador de la Red Iberoamericana de Estudio de las Masculinidades.

Hay numerosas evidencias de silencios y olvidos. Con más de 500 documentos valiosos, el libro de Documentos de la Historia de Cuba apenas refiere a tres relativos a las mujeres. "Una ausencia que los contemporáneos debemos de suplir", opina González Pagés.

Como también "debiera estudiarse el feminismo en las carreras de Historia y Filosofía, como materia curricular, y tener en cuenta el pensamiento filosófico de esas mujeres, en lugar de seguir desarrollando solo el canon filosófico de los hombres", sostiene.

Otro tanto sucede con los congresos nacionales de mujeres de 1923 y 1925, que son "solo dos párrafos en el libro que hizo el Instituto de Historia de Cuba", agregó.

El cambio es difícil, a juicio de la profesora de Historia de la Universidad de La Habana Yamilé Hernández Galano. "El gremio es muy cerrado y conservador todavía, y quienes hacemos historias de mujeres somos, en mayoría, personas jóvenes y muy pocas", comentó a SEMlac la joven graduada en 2003.

En su opinión, falta divulgar más las investigaciones y tesis "que duermen el sueño eterno en las bibliotecas". Se trata de estudios que suelen quedar en el círculo cerrado de la academia y pocas veces trascienden a la enseñanza.

La perspectiva de género llegó al ámbito académico en Cuba tardíamente, en la década de los noventa, y su influencia transitó primero por las escritoras, los ámbitos de la Filosofía, la Sociología y la Psicología, antes de llegar a la Historia.

La historiadora María del Carmen Barcia, Premio Nacional de Literatura, fue de las primeras que, en la vida académica reciente, al rescatar los sujetos marginados de la Historia, sacó a la luz aspectos pocos estudiados y valorados de personajes femeninos transgresores en las familias esclavas o entre las prostitutas, entre otros.

Igual se inscriben en esta corriente novedosa los trabajos de Raquel Vinat sobre las mujeres despalilladoras de tabaco o las que hicieron un valioso recorrido por el siglo XIX.

Sin embargo, Hernández Galano no cree que todo esté perdido y reconoce que empieza a abrirse el interés por la historiografía de las mujeres entre el alumnado de ese alto centro de estudios, bajo el impulso de cursos "que todavía son opcionales, no materia obligada", promovidos en la Facultad de Filosofía e Historia por el profesor Julio César González Pagés.

El rescate necesario debe alcanzar a las mujeres protestantes, opinó Daylíns Rufín Pardo, teóloga del Seminario Evangélico del Instituto de Ciencias Bíblicas de La Habana. "Que se recuerde a la primera mujer que presidió el Consejo de Iglesias de Cuba, a las primeras que fueron ordenadas pastoras; a Nerva Cot, la primera obispa", detalló.

"El enfoque de género nos cambió la vida. Es un arma valiosa que, una vez que la utilizamos, no podemos apartarla en el análisis de los fenómenos", precisó la profesora Vinat, quien inició su contacto y formación con la teoría de género en Magín.

Magín fue una agrupación de mujeres comunicadoras, nacida en 1993 en Cuba y que buscó profundizar en el estudio de los temas de género.

Aunque tuvo corta vida, de apenas tres años, aglutinó a reconocidas periodistas, artistas e investigadoras y evidenció la necesidad de reflexionar sobre la posición desigual que ocupan mujeres y hombres a partir de la construcción social que se erige sobre el hecho biológico de ser de uno y otro sexo.

"La de Magin es otra historia que también debemos recuperar y escribir", opinó Danae Diéguez, profesora del Instituto Superior de Arte y una de las coordinadoras del espacio "Mirar desde la sospecha", que acoge estos debates.

"En estos empeños de recuperación histórica, los medios de comunicación tienen un papel fundamental", insistió la investigadora y comunicadora Irene Esther. "A veces un dramatizado, un corto o una novela tienen más alcance y más fuerza que un libro o una clase de Historia", comentó.

Los medios pueden ser aliados o convertirse en obstáculos, como mediadores en la información. "Está en manos de realizadores, creadores y guionistas, en sus perspectivas y referentes", dijo la periodista Soledad Cruz.

Todas y todos "tenemos responsabilidad, pues hay una mentalidad que lamentablemente atraviesa a toda la sociedad y nos puede hacer involucionar", agregó. "La batalla es compleja, pero espacios como estos nos permiten empujar para dinamizar estas aspiraciones", señaló Cruz.

Fuente: SEMlac- Revista Mujeres Digital

lunes, 20 de diciembre de 2010

Cuba: Feminismo sin etiqueta




Por Dixie Edith .-


En la foto la feminista cubana Norma Guillaume y Julio César González Pagés apoyando la campaña de lucha contra el VIH-SIDA

"Soy feminista siempre y cuando eso signifique estar en contra de la discriminación de la mujer. Lucho contra los prejuicios y desigualdades que afectan a nuestro sexo, pero no suscribo la variante del feminismo ultrarradical, que aspira a desplazar por completo al hombre”, ha confesado la conocida escritora Aida Bahr.

Aunque sus obras suelen reflejar las problemáticas de las mujeres, la actual directora de la Editorial Oriente, radicada en Santiago de Cuba, en la zona oriental de la isla, tampoco se siente totalmente conforme con el término.

“Me parece absurdo sustituir una forma de discriminación por otra. No se trata de ocupar el lugar del hombre, sino de compartir, de acuerdo a las posibilidades y capacidades de cada quien”, agrega.

La socióloga Marta Núñez Sarmiento refiere que las corrientes feministas fueron estigmatizadas en Cuba durante muchos años, y aún persisten prejuicios hacia ellas.

El movimiento feminista en Cuba, nacido en las primeras décadas del siglo pasado, cumplió un papel revolucionario al permitir la obtención de importantes reivindicaciones en fechas muy tempranas, tales como la Ley de la Patria Potestad (1917), La ley del Divorcio (1918) y la Ley del Sufragio Femenino (1934).

Intelectuales reconocidas en la isla y estudiadas en las escuelas como Vicentina Antuña, Mirtha Aguirre y Camila Enríquez Ureña, fueron abiertamente feministas y aportaron análisis esenciales a su estudio.

“Los primeros trabajos que leí sobre feminismo, fueron los textos de Camila (Henríquez Ureña) de finales de los años 30”, ha reconocido la doctora Luisa Campuzano, directora del Programa de Estudios de la Mujer de la Casa de las Américas.

¿Por qué, entonces, la palabra genera inconformidad y rechazo?

“En enero de 1959, el feminismo que existía en Cuba era el feminismo liberal burgués La Revolución Cubana desmontó la estructura de clases existentes entonces y era lógico que dentro de ella, también se criticara a este feminismo”, explica el historiador Julio César González Pagés.

Para el profesor de la Universidad de La Habana y coordinador de la Red Iberoamericana de Masculinidades, se cometió un error histórico al relacionar todo el movimiento feminista con una etapa de feminismo burgués.

“Eso, de cierta forma, hizo que la Federación de Mujeres Cubanas (FMC) optara por distanciarse de ese feminismo. Esa organización representaba campesinas, obreras, amas de casa, lo cual traía un evidente choque clasista”, agrega Julio César.

“Lo increíble, pero cierto, era que Cuba, donde por obra de la Revolución se había producido la incorporación plena de las mujeres al espacio público, sin embargo, seguía siendo un país culturalmente patriarcal y, como se dice en el lenguaje político del feminismo, un país machista”, reflexiona la doctora Campuzano.

Para la investigadora Iliana Benítez Jiménez, del Departamento de Sociología de la Universidad de Oriente, “por cuestiones tanto históricas, como puramente culturales, en nuestro país se ha rechazado el término feminismo a pesar de existir correspondencia entre los principios humanistas de este movimiento y los de nuestro proyecto social”.

La historia se remonta a los primeros años del siglo XX. Entonces las primeras feministas cubanas fueron muy criticadas por la sociedad, y sobre todo por la prensa, porque sus objetivos atacaban el poder de los hombres y ubicaban a las mujeres en un papel lejano al tradicional, como objeto de belleza y sumisión.

Hasta en libros de historia más recientes como el conocido tratado La República, de Julio Le Riverend; o Cuba: 1898-1958. Estructuras y procesos sociales, publicado en 1995 por el historiador Jorge Ibarra, el tema del feminismo es tratado de manera bastante ortodoxa.

Aún sucede en la isla que suele tratarse identificarse este movimiento como “el machismo de las mujeres”, lo cual hace muy complicado poder asumir la masculinidad desde la perspectiva de género, según especialistas.

Tan evidente se ha hecho el rechazo al término que Ileana, también Master en Técnicas de Avanzada para el Desarrollo Integral Comunitario, ha propuesto una revisión del término.

Evidentemente, no es reconocido en su auténtica esencia y el resultado es “que mujeres y hombres lo rechazan y con ello, el desarrollo e implementación de ideas muy justas que provienen de esta teoría”.

En opinión de la experta, ayudaría pensar en nuevas propuestas conceptuales menos rechazadas.

Julio César, sin embargo, ve el asunto de otra manera: “Si tú no replanteas los términos desde las ciencia sociales y los reivindicas, los políticos no tienen cómo”, asevera.

Este estudioso, que se autodefine como un hombre feminista, insiste en que la FMC nunca dejó de ser una organización feminista:

“Si yo estoy pidiendo que las mujeres tengan derecho sobre su cuerpo, que tengan derecho y acceso a la salud sexual y reproductiva, que tengan los mismos derechos que los hombres en cuanto al trabajo, eso es feminismo”, concluye.

A su juicio, el feminismo, más allá de una etiqueta, es una filosofía que no ha dejado de estar presente en Cuba.

“¿Qué no se ha logrado todo? No se ha logrado en ningún lugar del mundo, pero yo creo que en Cuba ha existido en el período revolucionario un feminismo al que le podemos poner el apellido que quieras: de izquierda, revolucionario, socialista, pero ha sido feminismo. Nos toca a nosotros ponerle la etiqueta.

miércoles, 15 de diciembre de 2010

“Feminismo, sexualidad y género"

Por: Dayron Oliva Hernández.
Red Iberoamericana de Masculinidades

Con el auspicio de la Red Iberoamericana de Masculinidades y la Cátedra de Género y Comunicación “Mirta Aguirre” del Instituto Internacional de Periodismo “José Martí”, estudiantes de tercer y cuarto años de la Facultad de Filosofía e Historia de la Universidad de La Habana, realizaron un amplio debate a partir de la historia republicana cubana (1902-1958), en saludo a la Jornada y al Día Internacional de la No Violencia contra la Mujer.

Como parte del cierre del curso optativo Género y sexualidad en la República del profesor Julio César González Pagés, coordinador general además de la Red Iberoamericana de Masculinidades, los/as estudiantes reflexionaron a través de destacadas figuras entre ellas Ofelia Domínguez, Pilar J. de Tella, Hortensia Lamar, Rosario Guillaume, Miguel de Carrión, acerca de cómo el importante movimiento feminista cubano abordó el cambio social para la mujer, no solo desde el sufragio sino teniendo en cuenta su desfavorecida situación social ante los hombres, los estereotipos sexistas y los temas para la obtención de derechos como la educación, el divorcio, el trabajo, la protección a la mujer inmigrante, etc. También se trataron temas sensibles como la prostitución femenina, la homosexualidad y se tuvo en consideración obras significativas de la producción literaria de esa época que, en sentido general, nos pone en perspectiva histórica cuánto se ha avanzado en nuestra sociedad en relación a la equidad de género.

El blog FEMINISMO EN CUBA pone hoy estos trabajos a su consideración

Personalidad vs. Conducta. Una perspectiva de la obediencia desde un análisis de Las honradas

Por: Ramsés Tola García.
Estudiante de 4to. Año
de Lic. en Historia,
Universidad de La Habana


Resulta interesante para cualquiera que realice un acercamiento investigativo a Las honradas, el hecho de que el autor de la novela sea hombre (Miguel de Carrión) y ponga en voz femenina al rol protagónico (Victoria). Aunque Carrión haya sido un gran defensor, como lo fue, de los derechos de la mujer, lo primero que salta a la vista es que las escritoras no se atreven a diseñar tipos de mujeres (CARRIÓN, 1973, p.9), o mejor, a decodificar el tipo de mujer. Y es aquí donde estos circunstanciales problemas se interrelacionan con el presente trabajo. ¿Cómo las mujeres que están concluyendo el siglo XIX en Cuba se dejan guiar por la sociedad? Hasta qué punto esto es resultado de su desenvolvimiento en esta sociedad y hasta qué punto son ellas las que se están construyendo a sí mismas esa realidad que intentan enarbolar y que se desintegra por todos lados con el desarrollo de la vida moderna.

Esto se pudiera responder, en primer lugar, de la siguiente forma: estamos analizando una sociedad cerrada en cuanto a los cánones de vida y que por demás comienza un conflicto bélico, la cual para lograr su estabilidad se afianza a una identidad que a su vez va formando una cultura. Dónde está el conflicto, no se conforma cualquier cultura; sino un tipo de cultura, o sea: estereotipos de funcionamiento social.

Este cuadro es a su vez la representación del mundo, imago mundi, que tienen de sí los individuos que se están convirtiendo en sujetos sociales y por lo tanto se están apropiando de este tipo de realidad. Una realidad puramente masculina, donde el otro puede siempre porque es hombre, donde la mujer o mejor: lo femenino es la imagen constitutiva del hogar, mientras lo masculino referencia el trabajo; una realidad donde ella calla cuando él manda. Donde es la mujer recatada, modesta, agradable y seria; porque ellas no deben reír muy fuerte. Donde el patriarca domina todo cuanto existe y diluye en ideología su accionar en la sociedad. Donde cada cual tiene y debe conservar su posición, o mejor, su representación.

Para explicar pudiéramos decir que la unidad más significativa de las estructuras sociales no es la persona sino el rol (que responde a los patrones culturales vigentes), que es aquello que constituye y define la participación en los procesos interactivos (MIRANDA, 2003, p.14). Es necesario por ello entender la interrelación e interdependencia existente entre el rol y la personalidad, y a un tiempo su independencia; en la medida en que se construye la segunda es necesario representar el primero.

Victoria no tiene que preocuparse por el tiempo porque su marido pasa lejos la mayor parte del día y por lo tanto, ella puede dedicarse a escribir. En este caso nos damos cuenta de que la protagonista está produciendo y reproduciendo en su vida cotidiana, el estereotipo de mujer que critica en el subconsciente. Pues además asume como algo natural el hecho de que su esposo llegue a casa y no le diga lo qué estuvo haciendo en el día. Bajo ese tipo de funcionamiento comienza la novela y así se desarrollará en toda su extensión. De niñez regularmente normal –con todo lo que significa ser la hermana menor de tres hijos–, provinciana perteneciente a la clase media santaclareña, de familia tradicionalista y católica; lo que cobra mayor importancia en la formación de la personalidad sumisa que se desea mostrar para una joven de sociedad –pueblo e imagen que debe respetar y representar.

Desde su adolescencia (etapa que más nos interesa para denotar los mecanismos según los cuales se construye una sociedad a través de una “niña”) va a comenzar a cuestionarse el medio en que sobrevive y la diferencia de género que establece la sociedad, saliéndose de la diferenciación de sexo que se hace desde la naturaleza. ¡Niña, niña! Deja eso… Gastón es hombre y puede hacerlo… ustedes deben darse su lugar (CARRIÓN, 1973, p.17). ¿Cuál es, o cuál puede ser el lugar de una joven de diez años de edad? Se llega a sobredimensionar de forma tal esta cuestión que en determinado momento se invierte la situación: y si Gastón (hermano de Victoria) realiza ciertas acciones lo reprenden y juzgan de: mariquita.

Nos enfrentamos a otro conflicto, el sistema de educación al que se someten desde nacidos (buena parte de la clase media y, en general, la clase alta); no es al régimen de la escuela oficial, sino al de la casa… al ambiente familiar. Esto no significa que en el hogar se construyan más súbditos que en las escuelas oficiales, sino que la familia va a contextualizar en las nuevas generaciones la vida social que procura; mientras que la escuela responde a un proceso de institucionalización –donde también se va a representar la sociedad, pero en menor peso en cuanto al comportamiento humano que ofrece el núcleo familiar. Su madre institutriz, que les educa en la gramática, historia, aritmética; ayudada por la tía Antonia, quien se encarga de la enseñanza del catecismo y el bordado. ¿Qué más pudieran pedir esas niñas?, poseen una educación con todas las leyes para poder hacer lo que se debe hacer. Pues como su propia madre dijera, las mujeres y los niños son muy semejantes y ambos tienen que ser cuidadosamente guiados en la vida. Lo interesante es que nuestra protagonista concuerda con su madre en este parecer y que el medio en que se desenvuelve desarrolla también esta perspectiva de educación.

A pesar de los esfuerzos de toda la familia, Victoria se va a ir enfrentando poco a poco con los nuevos modos de vida que serán también modos de pensamiento. Del aislacionismo, el siglo XX irá conformando una conciencia socializante donde lo importante no será tanto la vista de las personas, sino la comunicación entre estas.
Pero a pesar de todos los esfuerzos por apartar a Victoria de los nuevos vicios, no podrán evitar que enfrente la adolescencia con ese nexo que le va a ir mostrando el mundo moderno: Graciela. Aquí podemos idearnos el cuadro psicológico: una es educada bajo la tutela de su madre y de su tía (estereotipo de solterona: ferviente devota, que vive aislada de la sociedad, dedicada por completo a sus animales: gatos), mientras la otra ha de enfrentar la realidad sola con su madre (huérfana de padre), lo que le va a ofrecer a la segunda una mayor libertad e independencia a la hora de entender y revisar ciertos aspectos cotidianos.

De esta forma, si entendemos que los roles a representar no son estrictamente cerrados puede suceder que actores con diferentes personalidades puedan satisfacer, dentro de los límites bastante amplios, y sin demasiado esfuerzo, las expectativas asociadas con roles aproximadamente semejantes (MIRANDA, 2003, p.15). Como es el caso de Graciela y Victoria, convertidas en protagonista y antagonista, solo en lo que respecta a la personalidad.

Llegado el momento, nos llega el conflicto bélico (la guerra de 1895-1898), lo cual significó un cambio de vida para las cubanas, que tuvieron que asumir el exilio (GONZÁLEZ PAGÉS, 2003, p.34). Como es lógico, una vez en Nueva York, aunque debían adaptarse a otro estilo de vida, continuaron socializando los esquemas sobre los cuales habían fundamentado su existencia. Gastón, fue enviado a una academia militar –muy cerca del centro-; mientras que las hermanas a un colegio católico –en las afueras de la periferia. Como es de esperar, en el pensamiento de nuestra protagonista se produjeron ciertas variaciones; y más cuando cada vez que se reunían entre ellas (las otras alumnas) era para hablar de hombres. Pero esto no la llevó, paradójicamente, a cambios en la conducta.

Lo más significativo de esta etapa es que allí se formará la idea –en la mente de Victoria- de ver a los hombres como el perpetuo enemigo y el eterno deseado (CARRIÓN, 1973, p.47). Así, la imagen del hombre como ese animal que da caza a la mujer; va a ir conformando la mentalidad de una adolescente a la que se le impone una realidad que constantemente está dejando de ser. Su defensa natural va a ser aislarse, a través de Walter Scott y Charles Dickens; buscando en la literatura lo que la sociedad no le puede mostrar y lo que el seno familiar le ha hecho ver.

Aunque, y aquí tenemos otro problema, ella no se desprende totalmente de ciertos pensamientos; los cuales se deben esconder con vergüenza. Este es el ejemplo de todo lo que tiene que ver con la pubertad y la repugnancia que le producen los desechos vaginales, o incluso la repulsión hacia la idea del matrimonio y lo que implica la noche de bodas para una mujer. Lo dicho anteriormente, desmiente la tan usada teoría que muchos aplican a Carrión y que el propio autor asume, exponiendo que “las que aparentan ser las honradas en realidad son las impuras, y viceversa.” Digo esto teniendo en cuenta que, al menos en su adolescencia, Victoria no hace más que aferrarse a un comportamiento –sea cual sea la razón- con plena conciencia de ello a medida que se conforma en ella “la dignidad de la mujer”.

Analizando otra cuestión y según la visión del siglo XXI, pidiéramos ver con malos ojos el hecho de que en esa etapa –la pubertad-, Victoria se preocupe en demasía por su figura y por estar corpulenta –como Alicia- y por contemplarse, pero viéndolo desde las funciones lógicas de la evolución; pudiéramos decir que esto forma parte de la obsesión psicológica de todo joven por “ser grande” –aunque esto, en sí, implique la asunción de una expectativa que es producto de lo que representan “los grandes” en la vida social-, por ello no debemos confundirnos en el juicio.

Al paso de los años –ya en Cuba, en La Habana- la protagonista se enfrenta al tan temido matrimonio. Pero cuando Joaquín Alvareda se dispuso a consumar el acto, Victoria tuvo que reprimirse para no escupir de asco y despecho sobre la alfombra de la alcoba nupcial (CARRIÓN, 1973, p.151). Aunque para la mayoría de los hombres esto pudiera parecer descabellado, resulta totalmente normal en la personalidad de Victoria; porque como ella misma dice, no aborrece a su esposo sino que acusa a los hombres de sensuales y materialistas.

Mucho le va a costar a Victoria acostumbrarse a que por derecho su esposo puede tocarla a su antojo, porque para eso se casaron. Sorpresa se va a llevar cuando escuche más tarde decir a Graciela refiriéndose a su matrimonio: ¡Somos concubino! solo eso. (CARRIÓN, 1973, p.163)

Luego todos ríen por su puerilidad. A pesar de todo, jamás dejó que su semblante expresara el menor signo de contrariedad o de fastidio (CARRIÓN, 1973, p.215), porque eso es lo que debía mostrar; y lo que todos esperaran que mostrase; representando no ya el estereotipo, sino enarbolando lo que para sí era arquetipo de señora. Ambas categorías, llegado el momento, se enfrentarán; llegando a confundirse de manera tal que: la sociedad creyendo enarbolar el arquetipo de mujer, al dirigir y normar el comportamiento en cuanto a las expectativas sociales; solo estará conformando el estereotipo de lo que se representa en la mente cotidiana como mujer.

El problema funcional de los sistemas sociales puede resumirse en los problemas de asignación, integración e interacción. (MIRANDA, 2003, p.15)

Durante el tiempo muerto, Joaquín y Victoria volverán a su rutina sobre la lectura y el bordado –respectivamente-, claro, siempre y cuando la esposa no tenga otra cosa que hacer en la casa.

Bibliografía:

CARRIÓN, Miguel de. Las honradas, Ediciones Huracán, La Habana, 1973.
GONZÁLEZ PAGÉS, Julio César. En Busca de un espacio: Historia de las mujeres en Cuba. La Habana: Editorial de Ciencias Sociales, 2003
MIRANDA A., Miguel. Pragmatismo, interaccionismo y trabajo social. 2003. Tesis de Doctorado en Antropología social y cultural, Universitat Rovira I Virgili, Tarragona-España.

Feminismo y poder a través de la figura de Ofelia Domínguez

Por Greyser Coto Sardina.
Estudiante de 4to.
Año de Lic. en Historia,
Universidad de La Habana


“Pues es necesario que despierten todas las mujeres del letargo en que viven y se pongan en pie para que los hombres vean que la mujer es un factor tan importante e imprescindible como ellos, en lo político, económico y en lo social y que deben la equiparación para ocupar los cargos públicos, porque triste es confesarlo pero es así: los gobernantes consideran que las mujeres son incapaces para ocupar cargos de verdadera responsabilidad” (SUÁREZ, 1997)


Los estudios sobre mujeres en Cuba, incluso de género de manera general, han sido en alguna medida poco trabajado, solo hará unos 30 años; existe una preocupación desde el punto de vista intelectual en investigar las historias que han estado ocultas durante muchísimo tiempo. Los estudios de mujeres desde el inicio de este siglo han cobrado auge y constan profesionales que se han dedicado a trabajarlos seriamente, incluso a reivindicarlos como parte real de nuestra historia nacional. El trabajo más allá de los objetivos precisos que más adelante se presentan, es también una forma de contribuir y de ayudar a que los estudios de género sigan empleándose, proliferando y aportando a la historia no solo de nuestro país sino también a la universal.

Como se expone en el título, este breve proyecto, a partir del acercamiento desde el punto de vista histórico, a la figura de Ofelia Domínguez, pretende entrelazar dos componentes claves que definen a esta mujer, el feminismo y algunas cuestiones respecto al poder político. Ofelia ha sido una de las mujeres más importantes en relación con los asuntos de la lucha feminista en muchos aspectos no solo político sino también sociales desde principios del siglo XX; fue altamente reconocida tanto en Cuba como fuera, pues su obra reviste vital trascendencia para el continente latinoamericano, asumiendo posiciones para nada contemplativas referente a la esclavitud femenina (y los derechos del niño), la llevó a fundar organizaciones y representar a las mujeres cubanas y del continente en innumerables congresos dentro y fuera de la Isla.

Ahora, antes de entrar en la parte del análisis histórico sería crucial definir este pequeño proyecto desde el punto de vista teórico-conceptual y por tanto concretar los objetivos más puntuales dentro del mismo:

1-Analizar la posición asumida tanto en su práctica como en la ideología por Ofelia Domínguez, a favor de la emancipación política (y civil) de la mujer cubana partiendo (y como un móvil preliminar en su lucha política) del argumento de abogar a favor de sufragio femenino, visto en el periodo de 1910-1940.
2- Presentar de manera general su perspectiva acerca de los derechos femeninos entre los años anteriormente expuestos.
3-Valorar hasta qué punto el poder constituye un elemento clave dentro de su ideario y sobre todo su cuestionamiento o no, acerca del empoderamiento de la mujer dentro del periodo enunciado.
Bajo la necesidad de definir las herramientas principales para entender el trabajo, se precisa dejar explícito algunos puntos para la posterior comprensión del mismo.

En esencia, entender el sufragio como una de las manifestaciones del feminismo histórico…; por tanto, la lucha de mujeres como Ofelia Domínguez, parte de este presupuesto, el sufragio es el primer paso que viabiliza la radicalización posterior del quehacer político de esta cubana. Como explica Mary Nash:
“La lucha por el sufragio ha representado en muchos países un eje vertebrador del feminismo político al plantear la demanda de los derechos políticos individuales de las mujeres en clave de la igualdad. También, cabe entender sus manifestaciones en términos de cultura política y la cultura de género de cada sociedad.

Al entender el feminismo histórico como movimiento social de manifestaciones plurales, de diversas modalidades de estrategias de resistencia y agencia social, el sufragismo representó una vía decisiva en su desarrollo (…) Existen diferentes manifestaciones del feminismo histórico, entre ellas el sufragismo (…)” (GONZÁLEZ, 2006, p. XVIII)
Es decir, el tema del sufragio se ve como el catalizador para abogar a favor de los derechos de la mujer en temas de política; hay que partir del presupuesto teórico de ver al sufragismo como componente que permite desarrollar esta lucha, como punto inicial de la lucha política; en el caso de Ofelia Domínguez así sucede, la base es acceder a la política por medio del voto.

El término feminismo podríamos entenderlo como un movimiento combativo iniciado en el siglo XIX, que ha agrupado sobre todo a las mujeres en torno a las consignas de liberación; que presenta demandas como: concesión de derechos políticos, reconocimiento de la personalidad civil femenina, emancipación económica, etc. Aunque ciertamente no se considera la lucha de la mujer hacia el hombre, puesto que su lucha por procurarse un lugar en la sociedad trató en la medida de lo posible, de unir al hombre a esta batalla. “El feminismo va alcanzando una proyección un tanto política, cuando se parte de que hay que modificar los códigos vigentes, era importante luchar por tener un lugar en la sociedad, lo que a principios del siglo XX tomó aspecto de la lucha por el sufragio” (SUÁREZ, 1997)

Para trabajar la figura de Ofelia Domínguez a partir de la visión que se exponen en los objetivos del trabajo, pues me ha servido de mucho dos libros, los cuales considero esenciales, En busca de un espacio: Historia de mujeres en Cuba, del Dr. Julio César González, y la Introducción del libro de Mary Nash Mujer y movimiento obrero en España 1931-1939. Ambos me permitieron definir fundamentalmente los elementos esenciales sobre los cuales versa mi trabajo, y principalmente me brindaron las armas teóricas para luego poder enfrentarme al contenido de la investigación. El expediente de Ofelia Domínguez, algunas Tesis sobre el tema en general y otras obras también me sirvieron de mucho para el desarrollo del trabajo.
Ofelia Domínguez, nacida en 1984, en la antigua provincia de Las Villas, se graduó de Derecho, y se doctoró en Derecho Civil, al tiempo que estuvo vinculada a las labores del magisterio en las zonas rurales de su provincia. Como profesora, conoció la triste situación de la vida campesina y las penurias de las mujeres en este medio, y asumió posiciones radicales a favor de la emancipación de la mujer; desde entonces siendo muy joven se definía como feminista incondicional.

Con la creación en el año 1918, del Club Femenino de Cuba, pasó a ser la Secretaria del mismo en su provincia; creó escuelas para niños pobres; su participación en los Congresos Nacional de Mujeres fue bastante activa; participó además en el Congreso Panamericano del Niño celebrado en Panamá, donde se destacó por las propuestas sugerentes y evidentemente mal vistas, pues no solo exige amputar en los códigos penales de los países presentes, el papel de figura imponente del pater de familia, sino exigir la instrucción sexual en las escuelas desde el nivel elemental hasta la universidad.

Estuvo en Congreso de Unificación Penal en México; fue creadora de la Alianza Nacional Feminista, etc. En todo en cuanto estuvo defendió los derechos elementales de las mujeres, como resultado fue objeto de constates persecuciones, y sufrió cárcel en varias ocasiones sobre todo durante el gobierno de Machado, a quien se le enfrentó directamente, como consecuencia fue exiliada, en México, por ejemplo, cooperó con diversos espacios periodísticos, y en Cuba también escribió para Bohemia y fue fundadora de la Revista Villa Clara la cual dirigió; decir además que su labor periodística no fue menos intensa.

Si bien en el Congreso de Mujeres de 1923 abogó por la necesidad del cambio de la legislación Civil y Penal, cuestionándose la situación jurídica de la mujer cubana. Durante todos los Congresos, el punto del derecho al sufragio se hace constante. Ofelia en función de esto creó el Comité de Defensa del Sufragio Femenino en contra de las leyes de Congreso que se negaba a cumplir las aspiraciones femeninas; lo que hizo que la lucha en torno a la obtención del sufragio se radicalizara. A pesar que hubo polémicas, como consecuencias de las diferentes posiciones adoptadas por las mujeres, sobre todo ante un periodo tan convulso como la dictadura machadista y el inicio de la Revolución de 1930, siempre se habló de la necesidad de obtener el sufragio, siendo este el inicio de las posteriores aspiraciones políticas.

Durante la década de los cuarenta, Ofelia ocupa diferentes cargos políticos como la dirección del Departamento de Propaganda de Guerra de la Defensa Civil dentro del Ministerio de Defensa Nacional; fue nombrada Vicepresidenta de la Federación Internacional de Abogados, y se designó miembro de la Comisión Permanente de Derechos Internacionales, etc.

Como es evidente, ella fue ejerciendo cargos y responsabilidades que la llevan de ser la representante villareña al I Congreso de Mujeres, a ser una figura política en Cuba, en especial, posterior a la dictadura de Machado, debido a la significación de esos cargos para el país.
Ahora, es importante ver el cambio que sufre el quehacer político y social de Ofelia; sus discursos, sus ponencias y sus cartas, son esenciales para comprender este proceso.

felia aparece en el II Congreso de Mujeres, con una ponencia, que versaba sobre la situación jurídica de la mujer, para 1928, como parte de la Alianza Femenina de Cuba, pide concretamente los derechos políticos y también civiles de la mujer. La ponencia “La situación Jurídica de la mujer en Cuba” que es un llamado al despertar de la conciencia de las mujeres y a que se sumen a las filas de las organizaciones femeninas, así como darle a conocer el fundamento legal de la serie de incapacidades que la limitan; aquí se presentan diferentes postulados, en los que enuncia la necesidad de desenvolvimiento de la mujer dentro del matrimonio, exigir el derecho a tener personalidad propia, más allá de ser casada, en los tribunales; que el divorcio sea visto como una ley de liberación y no como un escándalo público; que no se consultan a las mujeres para dictar leyes, ni para elegir gobernantes, por tanto por medio del sufragio se podría manifestar su voluntad. Decía Ofelia: “La ley civil te incapacita, te convierte en menos de edad (…) ante la Ley penal tu responsabilidad alcanza lo inaudito.” (DOMÍNGUEZ, 1971)

Durante los años entre 1930-1933, en el contexto de la lucha antimachadista, a Gerardo Machado le empezaron a presionar y tuvo que enfrentarse a las demandas populares, siendo una de las principales el derecho al voto de la mujer; el empuje feminista alcanzó una fuerza incomparable, pero la propia Ofelia y un grupo importante de mujeres se opusieron rotundamente a que el voto femenino fuera ofrecido de manos de un gobierno ilegítimo y que carecía de credibilidad; lo que explica que el voto y el acceso a los cargos públicos, en alguna medida, haya sido concedido en el año 1934, también visto este además como resultado de años de lucha revolucionaria tanto de hombres como de mujeres.

La visión política de Ofelia, le permitió asumir una posición irreversible respecto a la lucha en contra del régimen dictatorial de Machado (de hecho es increíble que en los textos de Historia de Cuba no se recojan, documentos como Al constituirse el Comité Pro presos de Cuba escrito por la propia Ofelia, que resume un análisis excelente de la situación cubana durante los años de Machado y pos machado, desde el exterior y el interior del país, no solo a partir de la política sino de la visión de la economía cubana del periodo). Consciente de su momento histórico y de la gran influencia que la Revolución de 1930 ejerció en ella dice:

“…estas luchas han traído en mi un cambio muy marcado a mi estructura ideológica. He tenido que vivir como vivo, acorralada, perseguida para poder comprender bien como se hiere al pueblo en su carne y en sus sentimientos. Me he ido sintiendo pueblo. El feminismo con sus aspiraciones políticas y civiles se me antoja ya estrecho molde para luchar. El espíritu de la época reclama algo más justo y equitativo. Le confieso que vivo un momento en que la posición de Rusia me atrae (...)” (DOMÍNGUEZ, 1971)

Hasta este punto quizás se puede dar por concluido uno de los puntos del trabajo; la labor de Ofelia en función de los derechos básicos de la mujer, en función de obtener el voto, de que se lleguen a cargos públicos, pues queda plasmada en sus ponencias, en la fundación de organizaciones.

Pero por otro lado, ¿hasta qué punto Ofelia Domínguez como una mujer que está dentro de la política del país se cuestiona el poder político de los hombres? ¿Aboga por buscar las vías para que la mujer tenga más acceso o no al poder político? ¿Se cuestiona porque tantas mujeres son postuladas y una mínima parte son elegidas? ¿Se inclinó a favor del empoderamiento de la mujer en el país? Ofelia como abogada bien defendió, y es indiscutible, los derechos de la mujer como ciudadana y de hecho a favor de esto desplegó toda una labor práctica increíble, pero como parte del Gobierno, como mujer de política, no queda clara su posición respecto al empoderamiento de la mujer; sus cartas a Paulina Luisi (Presidenta, en esa época, de la Alianza Uruguaya de Mujeres) demuestran la voluntad feminista y el querer cambiar la situación de la mujer en el continente, deja entrever no obstante algunos matices respecto al tema, consiente que la lucha de las mujeres, tiene que ser guiada, encabezada por estas pero hasta ahí, no existe la definición de lo que se quiere después : “Le aseguro que ningún hombre honrado se atreve a discutir los derechos de la mujer en nuestra patria, por eso estoy contenta sobre todo por nuestra juventud, hombres y mujeres a la par.” (DOMÍNGUEZ, 1971)

“¿No es verdad que estamos en un momento de intensas crisis de América? Algo nuevo ha de operarse, yo siento la emoción de lo nuevo, de lo inesperado… se hace necesario un reencuentro entre las nuestras… sería interesante una reunión modesta pero selecta. ¡Si pudiéramos nosotras, las mujeres sacudir nuestro continente!” (DOMÍNGUEZ, 1971). Es justo este, un punto importante, el papel de la mujer, o las aspiraciones de Ofelia respecto al papel femenino de la dirigencia de un proyecto tan grande como el de transformar la “situación caótica” del continente, se nos presenta con tono romántico, poco probable, a pesar de que pueda ser su aspiración no deja margen sino para entenderlo como esperanza y solo eso.

Si bien no niega la capacidad de la mujer de sacudir el continente, de estremecerlo y lograr un giro (asumo que esté incluida la política), o el cambio que la época requiere, tampoco se ve como algo realizable, solo con un matiz ilusorio. A partir de lo investigado Ofelia Domínguez nunca tuvo un proyecto, una idea concreta respecto a hacer un cambio en la vida política en Cuba. Entendió el poder solo como el poder del voto, como el poder de acceder a algunos cargos políticos en la vida pública, pero no como la dirección de una mujer desde el poder, vista esta como máxima dirigente del país. De hecho, algunas de sus afirmaciones quedan muy imprecisas, ejemplo durante la elaboración de la Constitución de 1940, expresó: “La mujer debe ir a la próxima constituyente a borrar las inferioridades que le afecten, contribuyendo al mismo tiempo al triunfo pleno de las demandas populares… La actuación de la mujer debe ser determinante. Allí tiene una amplia y grande tarea que realizar en beneficio suyo y a favor de Cuba” (SUÁREZ, 1997)

A manera de valoración general y quizás a modo de conclusión podríamos afirmar que, sin duda, Ofelia Domínguez fue una de las mujeres cubanas que más hizo en función de lograr la igualdad en todos los sentidos de los hombres y mujeres no solo en su país sino fuera de este, clamando a la unidad y la libertad de conciencia de las mujeres latinoamericanas. Habría que decir, más allá de los logros de las feministas cubanas y de los hombres que apoyaron la causa de ellas, que Ofelia nunca se cuestionó, o tal vez nunca fue un elemento clave en sus lineamientos identificarse con el acceso de la mujer el poder político o sencillamente cuestionarse al hombre en el poder.

Si bien se logra para las mujeres el voto, la posibilidad de acceder a la vida publica, lograr la legalidad dentro de todos los organismos, etc., siempre con sus pro y sus contra, no hubo una perspectiva política que llegue más allá, queda claro en una figura como Domínguez que fue brillante dentro del Gobierno, pero que jamás vio entre sus aspiraciones el acceso de la mujer a la presidencia y quizás desde allí pues mejorar las condiciones o estipular leyes a favor de la mujer, solo queda como misión cumplida el hecho de que se cuente con las mujeres para ver el destino de la nación.

No obstante afirmar esto de manera más rotunda requiere de un estudio más preciso y vasto del movimiento feminista y de la figura de Ofelia Domínguez como uno de sus puntales.

Asumo que una valoración objetiva acerca de su personalidad por muy completa que fuese siempre le quedaría algo que añadir, ella dedicó casi todos los años de su vida a la lucha por emancipar a la mujer y sus logros fueron más que aceptados para su época. Ofelia muere en 1976, y ha quedado sin duda en nuestra historia como pionera de la defensa de los derechos civiles y políticos de la mujer.

Bibliografía:

DOMÍNGUEZ N., Ofelia. 50 años de una vida. La Habana: Instituto Cubano del Libro, 1971
GONZÁLEZ, Jorge F. Las luchas por el sufragio femenino bajo el régimen de Machado. 2007. Trabajo de Diploma-Facultad de Filosofía e Historia-Departamento de Historia, Universidad de La Habana, La Habana
GONZÁLEZ PAGÉS, Julio César. En Busca de un espacio: Historia de las mujeres en Cuba. La Habana: Editorial de Ciencias Sociales, 2003
Memoria del Primer Congreso Nacional de Mujeres. Centro de Capacitación de la FMC
NASH, Mary. Mujer y Movimiento obrero en España 1931-1939. Barcelona: Editorial Fontomara, 1981
SUÁREZ F., Liane. La mujer cubana entre 1940-1952. 1997. Trabajo de Diploma-Facultad de Filosofía e Historia-Departamento de Historia, Universidad de La Habana, La Habana

Mariblanca Sabas Alomá: feminismo e identidad

Por Yerandi Capote Oliva.
Estudiante de 4to. Año
de Lic. en Historia, Universidad de La Habana

Introducción

El siguiente trabajo aborda el contexto de las luchas feministas cubanas en los primeros años del siglo XX, a través de Mariblanca Sabas Alomá. De ahí que se trate a Mariblanca desde sus campañas llevadas a cabo en defensa del feminismo cubano durante los años veinte en la revista Carteles, sin pasar por alto su discurso lesbofóbico dirigido contra los males sociales, que según ella padecía la sociedad cubana: el pepillismo y el garzonismo.

Ficha biográfica

Pero, ¿quién fue Mariblanca Sabas Alomá? Periodista, poeta, política, nacida en Santiago de Cuba, el 10 de febrero de 1901, en una familia que había participado en la lucha por la independencia nacional.
Comenzó su labor periodística en el año 1918, en su ciudad natal, al enviar trabajos para El Cubano Libre y el Diario de Cuba. Después de morir sus padres, se trasladó a La Habana, donde concluyó la enseñanza secundaria. Colaboró en la organización del Primer Congreso Nacional de Mujeres, celebrado en la capital (1923), e intervino en sus sesiones.

Su escritura se caracterizó por un estilo directo, certero y ameno, aderezado con tonos poéticos tanto en su producción periodística como en la literaria. Desde muy joven puso su pluma al servicio de las luchas por la reivindicación de los derechos de la mujer; sobre todo por el derecho al sufragio.
Su nombre estuvo entre los primeros en publicar reflexiones feministas en la prensa cubana. Alomá fue muy popular entre los años 20 y 40 del siglo XX. Integró el Club Femenino de Cuba, una de las organizaciones más prestigiosas de su clase. Sus libros y artículos alcanzaron gran éxito en ese periodo, sobre todo entre las mujeres sustentadoras de posiciones de vanguardia. Llegó a ser conocida como “la campeona del feminismo”. Descolló como polemista y alcanzó celebridad por sus debates. En 1925 fue nuevamente delegada al Congreso Nacional de Mujeres.

Fue una precursora del feminismo moderno, en especial por su libro Feminismo, publicado en 1930, en el cual sostenía la tesis de que el principal enemigo de la mujer era ella misma, puesto que reproducía la dominación masculina y transmitía la exclusión de su sexo de la vida pública. Abogaba por gestar la emancipación femenina desde las escuelas, los institutos y los centros de trabajo.

En 1938 fundó en su hogar, situado en la calle habanera de Neptuno, la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UEAC), antecedente de la actual Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC). A partir de 1948, Mariblanca Sabas fue ministra —sin cartera— en el gabinete de Carlos Prío Socarrás. Por vez primera en la historia nacional, una mujer ostentó una responsabilidad tan alta, que ocupó hasta el golpe de estado, el 10 de marzo de 1952.
Sabas Alomá y las luchas feministas

El movimiento femenino en Cuba revistió grandísima importancia, y lo que es más, podía considerarse a las cubanas como precursoras en la lucha y las actividades feministas entre las mujeres de nuestra América. Durante la primera mitad del siglo XX, inician las mujeres cubanas un gran movimiento, El Club Femenino de Cuba, que las llevó a asociarse, para diversos fines, bajo distintos lemas y tomar parte de forma colectiva como nunca antes se había hecho.
Su presidenta Pilar Jorge de Tellas abogaba por no pronunciarse al voto femenino y la negación a mezclarse con la política. Estas declaraciones iniciales nunca dejaron de ser señaladas, a manera de crítica aún años después. Ante la evidencia de un posible triunfo, el Club Femenino olvidó sus consideraciones y se declaró partidario del voto femenino que a toda costa le beneficiaria.

En sus inicios, dicho club que luego sería la Alianza Nacional Feminista, defendía sus postulados de la siguiente manera:

“¿Política? No señor
ella nos causa temor
por los frutos que nos da
gusta más al corazón
prodigar la ilustración
Fe, esperanza y caridad.”
(GONZÁLEZ PAGÉS, 2003)

El feminismo en Cuba no estaba ajeno al contexto latinoamericano y Sabas Alomá gendarme de este movimiento en la isla, planteaba que se encontraba fracturado, y lo dividió en tres: un feminismo reaccionario, otro de luchadoras en pequeños grupos, y una gran masa indiferente bailadora de salón. Con toda esta situación el movimiento prosigue y en febrero de 1922, se convocó a la celebración del 1er Congreso Nacional de Mujeres, primero en América Latina. La participación al 1er Congreso fue abierta a todas las organizaciones femeninas del país a partir de bases a cumplir como: no emitir criterios desfavorables entre sufragismo y feminismo, no realizar proselitismo religioso o político, entre otros.

El comité ejecutivo estuvo presidido por Pilar Morlón Menéndez. Se abordaron temas ecológicos, nacionalistas, sociales, políticos y de legislación obrera. El sufragio femenino fue expuesto por Jorge de Tellas, Aída Peláez y la más orgánica de las ponencias presentadas fue la de Hortensia Lamar, afirmando que: “El sufragismo, no era la desviación del feminismo, sino una modalidad que permitiría la igualdad política en la ciudadanía”. (GONZÁLEZ PAGÉS, 2003)

Este punto, el del sufragio, fue un aspecto de unidad en el Congreso. Es por ello, que esta reunión de las mujeres cubanas en sentido general, llamó la atención de la prensa y permitió que un importante grupo de mujeres empezara a realizar un nuevo tipo de periodismo, alejado de los recetarios de cocina y atenciones domésticas, ayudando así a la formación de una esfera pública en la que estas mujeres opinaban y atacaban el estereotipo banal que se les otorgaba social y culturalmente.
Es precisamente en esta época que los trabajos periodísticos de Mariblanca dan un giro, debido en gran medida a su participación en este congreso y su afiliación a ideas de izquierda, ideas que se van a afianzar luego del 2do Congreso Nacional de Mujeres (1925). En su discurso feminista plantea un tema muy recurrente durante estos años, ve en la mujer el principal enemigo de sí misma, y que la lucha feminista luego de dos congresos se encontraba desorientada, carente de ideas, desordenada en su ideología y tambaleante en su organización.

La lucha feminista en Cuba pasó por un desconcertante período sin reformas fundamentales en su programa de acción social. Sus ideas progresistas la conllevan a pensar que la reivindicación femenina, la salvación del movimiento femenino cubano, está en la unión en un solo haz de las voluntades dispersas de las pocas mujeres que en Cuba tienen una visión clara de los problemas femeninos. La juventud que se levantaba estaba pronta a incorporarse al nuevo y gran ejército libertador. Los institutos, las escuelas normales, las fábricas eran los vientres fecundos donde la liberación y dignificación de la mujer se gestaría. Había en ese período de liberar de prejuicios las conciencias, base fundamental de toda lucha feminista que aspirase a perdurar y a triunfar.

Otro lastre de la época era el chisme y la murmuración, situación que se vivía a diario en los salones de la alta sociedad: “La chismografía y la murmuración constituyen, en el solar casi una necesidad. En los salones sociales un peligroso y tentador sport”. Este hábito por llamarlo de alguna manera, caracterizó a las mujeres de la alta sociedad, según Sabas Alomá en una de sus secciones del periódico Carteles. A estas no les preocupaba nada más que el novio, o el presunto amante de la amiga. De ahí que ellas, expresaba Mariblanca, no tocarían con tanta pasión los temas del feminismo, al contrario surgiría un gran dicterio, irónico pues se aferrarían más al divorcio de una pareja de la alta sociedad. (SABAS, 2003)

Mujeres que se ubican dentro de dogmas rígidos que son heredados de generación en generación, y las van enseñando a agradar, “a obedecer al hermano mayor tan pedante y tan irresponsable como ella”, la “chiquilla” se convierte en mujer y no le preocupará nada, no tendría conciencia. De modo que para Sabas, en ningún sector se hacía tan necesaria una activa profilaxis social como en el aristocrático, donde toda vanidad y egoísmo encuentran cómodo asiento. (SABAS, 2003)
En abril de 1928, Sabas Alomá publicó una serie de trabajos en la revista Carteles sobre la homosexualidad femenina o garzonismo como se le llamaba en Cuba en esa época. En dichos artículos hablando en nombre del feminismo cubano más progresista, articuló un discurso lesbofóbico que caracteriza al lesbianismo como una enfermedad social y aboga en contra de los que la asocian con el feminismo. (SABAS, 2003)
Este no era un caso aislado, el ala más progresista del movimiento feminista predicaban actitudes lesbofóbicas desde una posición reaccionariamente defensiva en su afán de distanciarse del estereotipo asociado con la orientación sexual de la mujer feminista.

El discurso "científico" sobre la sexualidad femenina mejor conocido en Cuba en esa época, era el que desarrolló el biólogo español Gregorio Marañón, cuyas teorías circulaban ampliamente en América Latina para la década del veinte. Se popularizó este tipo de discurso “medicalizado” y cientificista sobre la sexualidad femenina en el mismo momento histórico en el que surge el feminismo en Cuba; y el movimiento del llamado "amor libre" había comenzado a impactar a ciertos sectores de la sociedad cubana.

El acceso cada vez mayor a la independencia económica y a la educación, junto con el desarrollo de nuevos métodos de anticoncepción, hizo que el concepto del "amor libre" fuera viable para algunas mujeres y, al mismo tiempo, abrió en cierto grado un espacio social para la mujer lesbiana. La idea de la liberalización sexual de la mujer estaba surgiendo en la conciencia del público, como una fuerza a la cual era necesario controlar. Sin duda ni la sexualidad femenina en general, ni la sexualidad lesbiana en particular, podían ser ya controladas sólo a través de la ignorancia y la negación. Como respuesta a la necesidad de censurar la libertad sexual de la mujer, emergía un discurso que asumía la posición de superioridad del médico o del científico. Marañón presentó una perspectiva ante el lesbianismo basada en un concepto de la homosexualidad en cualquiera de sus manifestaciones como aberración, anormalidad y defecto trágico. A la vez estableció íntimos vínculos entre la mujer sexualmente "liberada" y la lesbiana. Para Marañón, todo se reduce a la siguiente fórmula: si, por un lado, una mujer manifiesta un alto nivel de deseo sexual o si, por otro, se niega a complacer a su esposo sexualmente, si padece de la depresión, no se conforma con la vida doméstica o no está feliz en su matrimonio, tiene que ser una lesbiana.

Sabas Alomá no tiene problemas con la noción de la lesbiana como aberración desviada y mujer masculinizada. Sin embargo, está en fuerte desacuerdo con lo que considera como el intento de Marañón de igualar al lesbianismo con el feminismo: “No se masculiniza la mujer en el nuevo ejercicio de derechos, responsabilidades y deberes que hasta ahora habían sido privativos del hombre”. (SABAS, 2003)
El feminismo, plantea Sabas Alomá, aboga por una fase superior en la evolución de la humanidad en la cual las mujeres participan activamente como ciudadanas en la esfera pública, mientras que el garzonismo existe desde las épocas de “Safo y de Victoria Colonna”, y es tan viejo como cualquier otro “vicio”. Según ella, el feminismo y el lesbianismo son diametralmente opuestos. “La garzona -afirma Sabas Alomá-, lejos de constituir una etapa del feminismo, florece y supervive a pesar del feminismo.” (SABAS, 2003)

Sabas Alomá no está de acuerdo con la tesis de Marañón, la cual plantea que la homosexualidad es producto de factores biológicos. Ella acepta la posibilidad de cierto grado de potencialidad biológica pero insiste en que hay factores sociales importantes que son necesarios para su actualización. Desde su perspectiva, la homosexualidad en potencia es desatada por la ineptitud de mujeres “no aptas para la maternidad”, o sea, mujeres que no tienen educación, y que no han sido liberadas. (SABAS, 1920; 2003)

Bibliografía

GONZÁLEZ PAGÉS, Julio César. En Busca de un espacio: Historia de las mujeres en Cuba. La Habana: Editorial de Ciencias Sociales, 2003
SABAS ALOMÁ, M. Masculinismo, no; ¡Feminismo! Santiago de Cuba, 20 nov. 1920, -------------------------- Feminismo; cuestiones sociales, crítica literaria. Santiago de Cuba: Editorial Oriente, 2003