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martes, 20 de marzo de 2012

Soy cien veces feminista; ¿por qué no?




En la foto Aurelia Castillo precursora del Movimiento Feminista en Cuba

El centenario del feminismo en Cuba está pasando casi inadvertido, pese a que sería una de las cartas de triunfo para el logro de una sociedad más justa, equitativa y menos traumática, sostiene el estudioso Julio César González Pagés


Por Ana María Domínguez Cruz
digital@juventudrebelde.cu
19 de Marzo del 2012 21:47:13 CDT


«La mujer debe atender la casa, los hijos y a su esposo; el hombre hace otras cosas. Siempre ha sido así, porque la mujer es mujer y el hombre es hombre y eso nadie puede cambiarlo». Así le espetó la madre a su hija en una de las escenas más contundentes de la película cubana Retrato de Teresa, de 1979. La protagonista, en la figura de la actriz Daysi Granados, se enfrentaba diariamente no solo a su marido Ramón —Adolfo Llauradó—, sino a toda la sociedad que, erigida sobre los cánones de la masculinidad, esperaba de ella lo mismo que de todas las mujeres.

La doble jornada, en el trabajo y en la casa; las limitaciones por ser madre y esposa; las exigencias de sus complacencias y la nula posibilidad de aspirar a sus sueños constituían el móvil de lucha de la protagonista del filme, en el afán por cambiar esa realidad.

Tres décadas después, aun cuando mucho se ha logrado en el camino por hacer de la mujer partícipe activa en la construcción de la sociedad y de su propia vida, persiste el influjo de la hegemonía masculina, generadora de inequidad y violencia.

Así piensa el Doctor en Ciencias Históricas Julio César González Pagés, a quien le resulta contradictorio que el centenario del feminismo en nuestro país, justo este año, no sea considerado una fecha de celebración y motivaciones y, por el contrario, pase casi inadvertido.

«La mujer puede ejercer su derecho al voto y hacer uso de la Patria Potestad; divorciarse legalmente de su cónyuge si así lo quiere; ocupar cargos de dirección o políticos y todo ello, unido a otros derechos, hoy son asumidos como parte de nuestra “normal” vida cotidiana, gracias a numerosas mujeres que, en el mundo entero y también en Cuba, desde 1912 específicamente, aunaron sus esfuerzos para eliminar la desigualdad social».

Incomprendidas antes de la Revolución por su ideología feminista, acusadas de desestabilizar el régimen y tildadas, tácitamente, de homosexuales, muchas en Cuba abogaron por la unión intersectorial con el objetivo de satisfacer sus demandas. «Por ello, cien años atrás, crearon en La Habana tres organizaciones abiertamente feministas: el Partido Nacional Femenino, el Partido de Sufragistas Cubanas y el Partido Popular Feminista, mediante los cuales hicieron valer sus derechos en una sociedad que por herencia histórica era —y es— patriarcal y machista», explicó el coordinador general de la Red Iberoamericana de Masculinidades.

La importancia del movimiento del feminismo en Cuba fue tal, asegura Pagés, que se le considera precursor del que más tarde se gestó en América Latina.

«Los congresos de 1923 y 1925 de la Federación Nacional de Asociaciones Femeninas resultaron de trascendental significación, como lo fue que en la Constitución de 1940 tomaran cuerpo todos esos anhelos.

«Esa lucha feminista siempre se ejecutó desde la unión, no solo entre las mujeres de distintos sectores y clases sociales, sino también con hombres como Julio Antonio Mella, Rubén Martínez Villena, Juan Marinello, Miguel de Carrión y Carlos Loveira, entre otros (catalogados como miembros adictos)». Ello permitió, asevera, que en 1959, cuando triunfó la Revolución, parte del camino hubiera sido ya desbrozado.

«Tuvieron lugar otros cambios necesarios, impulsados principalmente por la Federación de Mujeres Cubanas, que sin ser una organización declarada como feminista, desplegaba acciones de ese carácter, cuyos resultados son palpables hoy. Sin embargo, no ha sido suficiente».

No se trata de que no se reconozca, desde el punto de vista histórico —aunque a veces sí sucede— el mérito de estas feministas y sus resultados, agrega, sino de que en la Cuba de hoy persiste, desde el punto de vista social, cultural y psicológico, tanto en hombres como en mujeres, la ideología que pondera el machismo.

Derribar la muralla

El feminismo, erróneamente catalogado como «el machismo de la mujer», cobró auge a fines del siglo XIX y principios del siglo XX, y su esencia se basa en la igualdad de derechos y deberes de hombres y mujeres en los diferentes espacios.

Su contrario, ese que se reproduce desde los patrones familiares, desde hombres y mujeres, es el que genera todavía la división de azules y rosados para niños y niñas, respectivamente, así como el juego de las casitas por un lado y los soldaditos por el otro, la delicadeza y sumisión en unas y la rudeza y la superioridad, ¡sin lágrimas!, de otros.

Refiere Pagés que desde que Aurelia Castillo se refiriera al machismo en su artículo La muralla, publicado en El Fígaro, en tanto muralla de la inequidad que había que derribar, y Mariblanca Sabas Alomá se manifestara contra la asociación conceptual de feminismo y lesbianismo que le impusieran en su época, hasta nuestros días, la sociedad no ha cambiado lo suficiente, desde el punto de vista sociocultural.

«La mujer tiene oportunidades en el mundo laboral, político, público, cultural, pero sigue estando comprometida con sus roles en la vida doméstica, intransferibles al parecer y limitantes del resto. Continúa siendo mostrada, hasta en los medios de comunicación, como la subordinada al «macho», y sigue enfrentándose a la condena popular cuando intenta cambiar sus roles.

«Provengo de una familia sui géneris, lo confieso, y tal vez por ello me cuesta ser parte de eso. Mi abuela materna militó en una organización sufragista. Mis padres, emigrantes españoles, preconizaban una forma de vida, sobre todo desde la visión de mi madre, marcada por esa condición. A su vez, fuimos cinco hijos varones y nos educaron en la equidad, la igualdad de oportunidades, decisiones y responsabilidades, sin que el género lo determinara.

«Más tarde, durante los estudios universitarios aumentó mi interés por los temas relacionados con estas diferencias de género, patrones e influencias, entre otros, y hoy me siento orgulloso de haber contribuido desde las aulas, como profesor, a la formación de una conciencia antimachista en la mayoría de mis alumnos».

La familia es el núcleo de todo lo que se quiere construir, insiste el autor de Macho, Varón, Masculino, y es precisamente en esta donde el prejuicio se abre paso, y luego en la escuela y en la comunidad.

«La equidad, se quiera o no, se construye desde la cotidianidad, no desde las normativas o los decretos que, aunque progresistas y viables, no pueden evitar la reproducción de fobias y conceptos ambiguos desde la educación y la cultura. De hecho, existe hace casi una década la modificación de la Ley de la Maternidad, en la que se refleja que los padres también pueden optar por licencia para cuidar a sus hijos. Sin embargo, ¿cuántos hombres en el país se han acogido?

«Tiene que ver con el cómo educamos a nuestros hijos, con la manera en la que concebimos los productos comunicativos y proponemos una imagen de la mujer, erotizada y vampiresca, o por el contrario, sumisa y pura; la forma en la que llevamos nuestras relaciones de pareja y, por ende, con respecto a los demás», acotó.

—¿Se considera usted feminista?

—Sí, claro, lo soy, y en el año del centenario me declaro cien veces feminista, si es necesario; ¿por qué no? 
Comparto una ideología que otorga iguales derechos y deberes sin importar el género; por ello todo el que así piense es feminista también, sea hombre o mujer.

«Lo que sucede es que el término asusta y que es difícil no ser machista en un mundo erigido como tal. En Cuba, además, hay un desconocimiento bastante generalizado sobre el término, la ideología, sus propuestas. No solo porque no esté incluido en los planes de estudio de carreras como Historia y Filosofía, lo que me parece inaudito, sino también porque lo radicalizan demasiado y los patrones se reproducen a diario.

«Trabajo estos temas desde 1987 y aún como profesional estoy acostumbrado al “sabotaje”, podemos decirle así, tan solo por el hecho de ser hombre, porque en esa radicalización del pensamiento, no se permite poner en duda la hombría y hasta las mujeres, en muchos casos, aclaran que son femeninas y no feministas», enfatiza Pagés.

Ahora que el país se piensa diferente, para bien —añade el también consultor de la ONU para temas de masculinidad y violencia en Latinoamérica— es un buen momento para que se lleve adelante el debate sobre los derechos, más que sobre los roles, lo cual es imprescindible, en nombre de las mujeres que iniciaron esta lucha décadas atrás, y en el de las que aún padecen la carencia de expectativas.

«Si nos lo proponemos, Cuba puede teñirse de violeta, que es el color que identifica al feminismo, debido a que el 8 de marzo de 1908, cuando el dueño de una fábrica textil en Nueva York la incendió, con 129 trabajadoras dentro, para acabar con la huelga que ellas protagonizaban, el humo que emanó del incendio tenía esa tonalidad, por el color de las telas con las que trabajaban.

«Desde cualquier espacio puede desarrollarse una buena propuesta, tal como lo hace la cantautora cubana Rochy con su proyecto Todas contracorriente, encaminado a sentar las bases de una cultura de paz desde la música, eliminar estereotipos y luchar contra la violencia de género. Podemos hacerlo, y así seremos más los partidarios del feminismo, una de las cartas de triunfo para el logro de una sociedad más justa, más equitativa y menos traumática», concluyó el historiador.



viernes, 27 de enero de 2012

“Contracorriente en Villa Clara”


Con motivo de la gira nacional Todas Contracorriente de la cantante Rochy Ameneiro, acompañada por el Dr. Julio César González Pagés

Por Equipo de la Red Iberoamericana de Masculinidades

27 de enero/Santa Clara. Con el interés de extender la celebración por el centenario del feminismo en Cuba y defender así la visibilidad integral de la mujer, la caravana Todas Contracorriente, liderada por la cantante Rochy Ameneiro, hizo su parada en tierras villaclareñas, con el canto que se opone a la violencia de género.

Con un intenso programa de intercambios, talleres y homenajes a mujeres relevantes en cada provincia, Contracorriente suma en un proyecto de cultura de paz a la intérprete Rochy Ameneiro y al cientista social, el Dr. Julio César González Pagés, coordinador general de la Red Iberoamericana de Masculinidades.

Junto a funcionarias y dirigentes de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC) provincial y municipales, encabezadas por su Secretaria General Alicia Camila Campos Pérez, se rindió tributo con una ofrenda floral, en el monumento erigido en el parque Leoncio Vidal, a Marta Abreu de Estévez, figura significativa de la historia de la ciudad de Santa Clara. Asimismo, dedicado en su memoria, el especialista principal del teatro La Caridad, el Msc. Rolando de la Caridad Rodríguez Esperanza, realizó una disertación sobre la vida y obra de Marta Abreu.
Con sede en el Museo de Artes Decorativas, la cantante Rochy Ameneiro y el Dr. Julio César González Pagés protagonizaron un intercambio en el que participaron representantes de la FMC provincial y municipales, profesoras e investigadoras de la Cátedra de Historia de la Escuela Provincial del PCC “Carlos Baliño López”, periodistas, entre otras personalidades.

Al referirse sobre el porqué y las intenciones de la gira nacional Todas Contracorriente, Rochy explicó que era la extensión para casi todo el país de una serie de acciones sobre la no violencia de género en la música, que comenzaron con el espacio Mujeres del Alba en la Casa del Alba Cultural, así como la grabación de la canción símbolo del proyecto, Contracorriente, de la cantautora Yamira Díaz, y del audiovisual con el mismo título, que contó además con la colaboración de artistas renombrados como: Omara Portuondo, la directora de orquesta de cámara Dayana García y el pianista Aldo López Gavilán.

De la importancia sobre asociarse a los/as expertos/as en problemáticas como el género, Rochy aseguró que los artistas por desconocimiento pueden incitar a la violencia, e incluso de que “elegir a artistas por su popularidad para campañas públicas, en vez de tomar en cuenta su ideología o proyección al respecto, puede generar contradicción”, aseveró.

Por su parte, el Dr. Julio César González Pagés profundizó sobre el propósito de visualizar a las mujeres a partir del rescate de los monumentos o mausoleos erigidos en nombre de aquellas, unido al proyecto de compilar una Historia de la Mujer en Cuba (tres tomos), en especial de la labor por más de 50 años de la FMC en su lucha contra el machismo, así como de la urgencia de debatir sobre el contenido de las letras de las canciones populares y los audiovisuales; para lo cual era necesario la colaboración en la provincia de Villa Clara de las instituciones territoriales que tienen que ver como la Unión de Historiadores (UNHIC), la UNEAC, la Cátedra de la Mujer, las universidades, etc.

“La violencia se puede revertir a tiempo; el machismo es una ideología que no favorece a las mujeres. Vincular a los hombres a los estudios de género los puede cambiar en lo personal”, subrayó González Pagés.

La defensa del espacio ganado por la FMC en cuanto a los derechos de las mujeres; ahondar aún más y dar una mayor divulgación a la historia del movimiento feminista en Villa Clara; así como el rescate de figuras emblemáticas como Marta Abreu, Ofelia Domínguez Navarro, María Escobar Laredo, entre otras; también fueron objeto de discusión entre todos/as los/as asistentes al intercambio.

Asimismo, como parte de los fines de Contracorriente, se desarrolló el Taller “Música y cultura de la violencia”, ofrecido por el Dr. Julio César González Pagés, para más de doscientos estudiantes del Centro Mixto “Manuel Ascunce Domenech”, al que asistió Yudi Rodríguez Hernández, integrante del Comité Central del PCC y del Buró Provincial del PCC, y Roberto Florín, funcionario del PCC provincial. Asimismo, a partir del análisis de la tríada de la violencia y su reproducción a través de la música, mediante los videos clips de reggaetón, González Pagés instó a reflexionar y a que participaran en una votación nacional que identifique los peores videos clips. El taller coincidió con la inauguración de una exposición realizada por los/as propios/as estudiantes sobre la violencia de género, que incluía grabados y performances.

En su recorrido por lugares de especial valor, Contracorriente visitó el Complejo Escultórico dedicado a Ernesto “Ché” Guevara, donde se llevó a cabo un homenaje en su nombre y en el de sus compañeros/as, como Tamara Búnquer (Tania La Guerrillera). Acompañados por una representación de mujeres federadas y fundadoras de la FMC, la comitiva que compone Contracorriente compartió con la directora del complejo, Veneranda Fe García.

Experiencias, vicisitudes y anécdotas sobre la labor, desde la fundación de la FMC después del triunfo de la Revolución en 1959, de quienes llevaron adelante la lucha por los derechos de la mujer y su incorporación a la sociedad; caracterizó el encuentro con un grupo de federadas “históricas”, fundadoras o que la han integrado toda su vida, de la organización que reúne la mitad de la población cubana. La lucha contra los prejuicios sociales, el machismo, las adversidades que incurren por la doble o triple jornada, vividas por las propias federadas, verdaderos símbolos del espíritu de Contracorriente, formaron parte del emotivo intercambio.

A su vez, en acto solemne en el salón Eco, presidido por el vicepresidente de la Asamblea Municipal del Poder Popular de la ciudad de Santa Clara, Rolando Pérez Trujillo, y por la secretaria de la propia Asamblea Municipal del Poder Popular, Marisol Alfonso Montesinos, le fue conferido a Rochy Ameneiro la distinción “Huésped Distinguido de la Ciudad de Santa Clara”; actividad que estuvo amenizada por la participación musical del grupo vocal femenino Esencia.

El conocido proyecto sociocultural El Mejunje fue el sitio escogido para que Rochy y su grupo ofrecieran un concierto para el público villaclareño. Con un repertorio que pretende sensibilizar a través de la música la equidad entre mujeres y hombres, estuvieron como invitados el joven pianista Rodrigo García Ameneiro, el trovador Diego Gutiérrez y el cantautor X Alfonso.

De especial significación fue la visita de Contracorriente, junto a X Alfonso y su comitiva, al Hospital Pediátrico “José Luis Miranda”, sede del hermoso proyecto Por una sonrisa, implementado por un equipo multidisciplinario de especialistas, y que se preocupa por el bienestar emocional, psicológico y recreativo de todos los niños/as hospitalizados/as.

lunes, 20 de diciembre de 2010

FEMINISMO, SUFRAGISMO Y MACHISMO EN CUBA: TRES CONCEPTOS Y DOS MUJERES



Por Julio César González Pagés

En la foto Julio César González Pagés y Isabel Moya Directora de la Revista Mujeres


MOVIMIENTO FEMINISTA

Movimiento para luchar por los derechos de que carecían las mujeres cubanas. Su primera etapa puede enmarcarse entre 1880 y 1912, con el surgimiento de las ideas en torno al Feminismo Social, cuya pretensión era ayudar a la mujer sin alejarla de sus roles tradicionales. La segunda comienza en 1912 con la aparición de la variante de las sufragistas-feministas, con el objetivo fundamental de obtener el derecho al voto por encima de cualquier otro tipo de cuestionamiento. La tercera etapa surge en 1918 con el auge del Feminismo Liberal y la difusión de organizaciones femeninas de diferente índole, en la que el sufragio es objeto de un cuestionamiento más abarcador al añadir las variantes de clase social, nivel educacional y raza, además de pronunciarse por extender este derecho a las analfabetas. A partir de 1934 que se aprueba la ley que permite a las mujeres ser electoras y elegibles, este movimiento se dispersa, siendo la izquierda en esa década la nueva protagonista de este movimiento con nuevos planteamientos. El sufragio femenino fue un elemento fundamental en la conformación del Movimiento Feminista en Cuba, uno de los más importantes del Continente por su proyección universal. Con la firma de la Constitución de 1940 que garantizó el derecho al voto para los ciudadanos de ambos sexos, este movimiento se atomiza, ganando en pluralidad pero perdiendo la unidad en este objetivo común.



MOVIMIENTO SUFRAGISTA DE MUJERES

Surge en la primera década del siglo XX para luchar, fundamentalmente, por la obtención del voto femenino. Las organizaciones que se crearon para desarrollar este programa, no solo abordaron los problemas de la igualdad política sino también otros de carácter social y laboral, tales como el divorcio y la patria potestad, lucha que culminó con la aprobación de la Ley de la Patria Potestad en 1917 y la Ley del Divorcio en 1918, que tuvieron la primacía en Cuba antes que en el resto de los países de Hispanoamérica. La concesión del derecho al sufragio en 1919 por muchos países participantes en la Primera Guerra Mundial, incidió también en la ampliación del programa de lucha de este movimiento. Estas nuevas ideas se manifestaron con el surgimiento del “Club Femenino de Cuba”, vanguardia del discurso de la emancipación y promotor del surgimiento de la “Federación Nacional de Asociaciones Femeninas de Cuba”, la que convocó a los dos congresos de mujeres que se celebraron en La Habana en 1923 y 1925, eventos de gran pluralidad de ideas y difusores principales del debate sobre el sufragio femenino en el ámbito nacional.



MACHISMO:

Término con el que se acuña la hiperbolización de la masculinidad y coloca al macho, entiéndase al hombre, como centro del universo. Utilizado muchas veces en contraposición al Feminismo, este conjunto de ideas socio-ideológico-cultural se ha encargado de preservar la hegemonía masculina como centro del poder. El Machismo ha sido validado en Cuba como una forma de la cultura y a pesar de ser muy criticado en las dos últimas décadas, parece gozar de gran arraigo en los diferentes grupos sociales tanto de la Isla como de la diáspora cubana. Desde el siglo XIX este término aparece como un cuño que acompaña a los niños convirtiéndolos en machos desde su nacimiento, los cuales se ven condenados a marcar diferencias durante la mayor parte de sus vidas. El macho, portador de la ideología del Machismo, se construye desde la infancia con la exigencia de demostrar constantemente la virilidad, la cual es impulsada con la frase: “demuestra que eres un hombre”. Machismo, hombría, masculinidad y virilidad, son términos con muchos puntos en común en la nacionalidad cubana, implacables con las mujeres que han tratado de transgredirlos hasta el punto de denominarlas con el término peyorativo de “marimacho”, es decir la usurpadora ridícula de algo que solo debe pertenecer al hombre. El Machismo es una corriente universal que ha tenido en el continente latinoamericano un marcado arraigo. Los estudios de género que se realizan en la actualidad promueven la reflexión en diversos eventos y foros, lo que permitirá un cambio en tan absurdas concepciones.



MARIBLANCA SABAS ALOMÁ. (1901-1983).

Periodista de estilo directo y preciso, contribuyó con su obra a defender los derechos de las mujeres cubanas. Fue delegada de los dos Congresos Nacionales de Mujeres celebrados en La Habana en los años 1923 y 1925. Sus libros y artículos gozaron de mucha fama en la década del 20 entre las feministas cubanas, grupo del que ella formó parte. Alcanzó gran popularidad, como ninguna otra mujer en Cuba, hasta el punto que su rostro fue utilizado por una Compañía fosforera en las cajillas de cerillas. Fue muy criticada por sectores radicales revolucionarios por aceptar un alto puesto de información y prensa en las oficinas del Palacio Presidencial durante la dictadura de Gerardo Machado. Fundó varias organizaciones progresistas y fue integrante de otras, entre las cuales se destacan el “Grupo Minorista” y “El Club Femenino de Cuba”. Fue redactora de las revistas Bohemia (1927-1930), Carteles (1928-1933) y de los periódicos Avance (1940-1946) y El Mundo (1961-1968).



OFELIA DOMÍNGUEZ NAVARRO. (1894-1976).

Periodista, abogada y maestra de profesión, dedicó su vida a la defensa de los ideales del Feminismo. Fue fundadora de importantes organizaciones de mujeres como la Alianza Nacional Feminista y la Unión Radical de Mujeres; así como participó como delegada en varios eventos femeninos celebrados en las décadas del 20 y el 30. Obtiene en 1922, en Santa Clara, la plaza de Notaria por oposición, siendo la primera mujer que en Cuba desempeñó dicho oficio. Por su abierta oposición al régimen del dictador Gerardo Machado, fue encarcelada y desterrada. Vivió en México donde ganó prestigio como abogada, por lo que fue llamada a defender a Jacques Monnard, asesino de León Trotski. Domínguez desarrolló una activa militancia en los grupos pacifistas cubanos durante la Segunda Guerra Mundial. Fue nombrada en 1946 vicepresidenta de la Federación Internacional de Abogados y en 1947 secretaria general de la Asociación Cubana de las Naciones Unidas (ACNU).

miércoles, 15 de diciembre de 2010

Feminismo y poder a través de la figura de Ofelia Domínguez

Por Greyser Coto Sardina.
Estudiante de 4to.
Año de Lic. en Historia,
Universidad de La Habana


“Pues es necesario que despierten todas las mujeres del letargo en que viven y se pongan en pie para que los hombres vean que la mujer es un factor tan importante e imprescindible como ellos, en lo político, económico y en lo social y que deben la equiparación para ocupar los cargos públicos, porque triste es confesarlo pero es así: los gobernantes consideran que las mujeres son incapaces para ocupar cargos de verdadera responsabilidad” (SUÁREZ, 1997)


Los estudios sobre mujeres en Cuba, incluso de género de manera general, han sido en alguna medida poco trabajado, solo hará unos 30 años; existe una preocupación desde el punto de vista intelectual en investigar las historias que han estado ocultas durante muchísimo tiempo. Los estudios de mujeres desde el inicio de este siglo han cobrado auge y constan profesionales que se han dedicado a trabajarlos seriamente, incluso a reivindicarlos como parte real de nuestra historia nacional. El trabajo más allá de los objetivos precisos que más adelante se presentan, es también una forma de contribuir y de ayudar a que los estudios de género sigan empleándose, proliferando y aportando a la historia no solo de nuestro país sino también a la universal.

Como se expone en el título, este breve proyecto, a partir del acercamiento desde el punto de vista histórico, a la figura de Ofelia Domínguez, pretende entrelazar dos componentes claves que definen a esta mujer, el feminismo y algunas cuestiones respecto al poder político. Ofelia ha sido una de las mujeres más importantes en relación con los asuntos de la lucha feminista en muchos aspectos no solo político sino también sociales desde principios del siglo XX; fue altamente reconocida tanto en Cuba como fuera, pues su obra reviste vital trascendencia para el continente latinoamericano, asumiendo posiciones para nada contemplativas referente a la esclavitud femenina (y los derechos del niño), la llevó a fundar organizaciones y representar a las mujeres cubanas y del continente en innumerables congresos dentro y fuera de la Isla.

Ahora, antes de entrar en la parte del análisis histórico sería crucial definir este pequeño proyecto desde el punto de vista teórico-conceptual y por tanto concretar los objetivos más puntuales dentro del mismo:

1-Analizar la posición asumida tanto en su práctica como en la ideología por Ofelia Domínguez, a favor de la emancipación política (y civil) de la mujer cubana partiendo (y como un móvil preliminar en su lucha política) del argumento de abogar a favor de sufragio femenino, visto en el periodo de 1910-1940.
2- Presentar de manera general su perspectiva acerca de los derechos femeninos entre los años anteriormente expuestos.
3-Valorar hasta qué punto el poder constituye un elemento clave dentro de su ideario y sobre todo su cuestionamiento o no, acerca del empoderamiento de la mujer dentro del periodo enunciado.
Bajo la necesidad de definir las herramientas principales para entender el trabajo, se precisa dejar explícito algunos puntos para la posterior comprensión del mismo.

En esencia, entender el sufragio como una de las manifestaciones del feminismo histórico…; por tanto, la lucha de mujeres como Ofelia Domínguez, parte de este presupuesto, el sufragio es el primer paso que viabiliza la radicalización posterior del quehacer político de esta cubana. Como explica Mary Nash:
“La lucha por el sufragio ha representado en muchos países un eje vertebrador del feminismo político al plantear la demanda de los derechos políticos individuales de las mujeres en clave de la igualdad. También, cabe entender sus manifestaciones en términos de cultura política y la cultura de género de cada sociedad.

Al entender el feminismo histórico como movimiento social de manifestaciones plurales, de diversas modalidades de estrategias de resistencia y agencia social, el sufragismo representó una vía decisiva en su desarrollo (…) Existen diferentes manifestaciones del feminismo histórico, entre ellas el sufragismo (…)” (GONZÁLEZ, 2006, p. XVIII)
Es decir, el tema del sufragio se ve como el catalizador para abogar a favor de los derechos de la mujer en temas de política; hay que partir del presupuesto teórico de ver al sufragismo como componente que permite desarrollar esta lucha, como punto inicial de la lucha política; en el caso de Ofelia Domínguez así sucede, la base es acceder a la política por medio del voto.

El término feminismo podríamos entenderlo como un movimiento combativo iniciado en el siglo XIX, que ha agrupado sobre todo a las mujeres en torno a las consignas de liberación; que presenta demandas como: concesión de derechos políticos, reconocimiento de la personalidad civil femenina, emancipación económica, etc. Aunque ciertamente no se considera la lucha de la mujer hacia el hombre, puesto que su lucha por procurarse un lugar en la sociedad trató en la medida de lo posible, de unir al hombre a esta batalla. “El feminismo va alcanzando una proyección un tanto política, cuando se parte de que hay que modificar los códigos vigentes, era importante luchar por tener un lugar en la sociedad, lo que a principios del siglo XX tomó aspecto de la lucha por el sufragio” (SUÁREZ, 1997)

Para trabajar la figura de Ofelia Domínguez a partir de la visión que se exponen en los objetivos del trabajo, pues me ha servido de mucho dos libros, los cuales considero esenciales, En busca de un espacio: Historia de mujeres en Cuba, del Dr. Julio César González, y la Introducción del libro de Mary Nash Mujer y movimiento obrero en España 1931-1939. Ambos me permitieron definir fundamentalmente los elementos esenciales sobre los cuales versa mi trabajo, y principalmente me brindaron las armas teóricas para luego poder enfrentarme al contenido de la investigación. El expediente de Ofelia Domínguez, algunas Tesis sobre el tema en general y otras obras también me sirvieron de mucho para el desarrollo del trabajo.
Ofelia Domínguez, nacida en 1984, en la antigua provincia de Las Villas, se graduó de Derecho, y se doctoró en Derecho Civil, al tiempo que estuvo vinculada a las labores del magisterio en las zonas rurales de su provincia. Como profesora, conoció la triste situación de la vida campesina y las penurias de las mujeres en este medio, y asumió posiciones radicales a favor de la emancipación de la mujer; desde entonces siendo muy joven se definía como feminista incondicional.

Con la creación en el año 1918, del Club Femenino de Cuba, pasó a ser la Secretaria del mismo en su provincia; creó escuelas para niños pobres; su participación en los Congresos Nacional de Mujeres fue bastante activa; participó además en el Congreso Panamericano del Niño celebrado en Panamá, donde se destacó por las propuestas sugerentes y evidentemente mal vistas, pues no solo exige amputar en los códigos penales de los países presentes, el papel de figura imponente del pater de familia, sino exigir la instrucción sexual en las escuelas desde el nivel elemental hasta la universidad.

Estuvo en Congreso de Unificación Penal en México; fue creadora de la Alianza Nacional Feminista, etc. En todo en cuanto estuvo defendió los derechos elementales de las mujeres, como resultado fue objeto de constates persecuciones, y sufrió cárcel en varias ocasiones sobre todo durante el gobierno de Machado, a quien se le enfrentó directamente, como consecuencia fue exiliada, en México, por ejemplo, cooperó con diversos espacios periodísticos, y en Cuba también escribió para Bohemia y fue fundadora de la Revista Villa Clara la cual dirigió; decir además que su labor periodística no fue menos intensa.

Si bien en el Congreso de Mujeres de 1923 abogó por la necesidad del cambio de la legislación Civil y Penal, cuestionándose la situación jurídica de la mujer cubana. Durante todos los Congresos, el punto del derecho al sufragio se hace constante. Ofelia en función de esto creó el Comité de Defensa del Sufragio Femenino en contra de las leyes de Congreso que se negaba a cumplir las aspiraciones femeninas; lo que hizo que la lucha en torno a la obtención del sufragio se radicalizara. A pesar que hubo polémicas, como consecuencias de las diferentes posiciones adoptadas por las mujeres, sobre todo ante un periodo tan convulso como la dictadura machadista y el inicio de la Revolución de 1930, siempre se habló de la necesidad de obtener el sufragio, siendo este el inicio de las posteriores aspiraciones políticas.

Durante la década de los cuarenta, Ofelia ocupa diferentes cargos políticos como la dirección del Departamento de Propaganda de Guerra de la Defensa Civil dentro del Ministerio de Defensa Nacional; fue nombrada Vicepresidenta de la Federación Internacional de Abogados, y se designó miembro de la Comisión Permanente de Derechos Internacionales, etc.

Como es evidente, ella fue ejerciendo cargos y responsabilidades que la llevan de ser la representante villareña al I Congreso de Mujeres, a ser una figura política en Cuba, en especial, posterior a la dictadura de Machado, debido a la significación de esos cargos para el país.
Ahora, es importante ver el cambio que sufre el quehacer político y social de Ofelia; sus discursos, sus ponencias y sus cartas, son esenciales para comprender este proceso.

felia aparece en el II Congreso de Mujeres, con una ponencia, que versaba sobre la situación jurídica de la mujer, para 1928, como parte de la Alianza Femenina de Cuba, pide concretamente los derechos políticos y también civiles de la mujer. La ponencia “La situación Jurídica de la mujer en Cuba” que es un llamado al despertar de la conciencia de las mujeres y a que se sumen a las filas de las organizaciones femeninas, así como darle a conocer el fundamento legal de la serie de incapacidades que la limitan; aquí se presentan diferentes postulados, en los que enuncia la necesidad de desenvolvimiento de la mujer dentro del matrimonio, exigir el derecho a tener personalidad propia, más allá de ser casada, en los tribunales; que el divorcio sea visto como una ley de liberación y no como un escándalo público; que no se consultan a las mujeres para dictar leyes, ni para elegir gobernantes, por tanto por medio del sufragio se podría manifestar su voluntad. Decía Ofelia: “La ley civil te incapacita, te convierte en menos de edad (…) ante la Ley penal tu responsabilidad alcanza lo inaudito.” (DOMÍNGUEZ, 1971)

Durante los años entre 1930-1933, en el contexto de la lucha antimachadista, a Gerardo Machado le empezaron a presionar y tuvo que enfrentarse a las demandas populares, siendo una de las principales el derecho al voto de la mujer; el empuje feminista alcanzó una fuerza incomparable, pero la propia Ofelia y un grupo importante de mujeres se opusieron rotundamente a que el voto femenino fuera ofrecido de manos de un gobierno ilegítimo y que carecía de credibilidad; lo que explica que el voto y el acceso a los cargos públicos, en alguna medida, haya sido concedido en el año 1934, también visto este además como resultado de años de lucha revolucionaria tanto de hombres como de mujeres.

La visión política de Ofelia, le permitió asumir una posición irreversible respecto a la lucha en contra del régimen dictatorial de Machado (de hecho es increíble que en los textos de Historia de Cuba no se recojan, documentos como Al constituirse el Comité Pro presos de Cuba escrito por la propia Ofelia, que resume un análisis excelente de la situación cubana durante los años de Machado y pos machado, desde el exterior y el interior del país, no solo a partir de la política sino de la visión de la economía cubana del periodo). Consciente de su momento histórico y de la gran influencia que la Revolución de 1930 ejerció en ella dice:

“…estas luchas han traído en mi un cambio muy marcado a mi estructura ideológica. He tenido que vivir como vivo, acorralada, perseguida para poder comprender bien como se hiere al pueblo en su carne y en sus sentimientos. Me he ido sintiendo pueblo. El feminismo con sus aspiraciones políticas y civiles se me antoja ya estrecho molde para luchar. El espíritu de la época reclama algo más justo y equitativo. Le confieso que vivo un momento en que la posición de Rusia me atrae (...)” (DOMÍNGUEZ, 1971)

Hasta este punto quizás se puede dar por concluido uno de los puntos del trabajo; la labor de Ofelia en función de los derechos básicos de la mujer, en función de obtener el voto, de que se lleguen a cargos públicos, pues queda plasmada en sus ponencias, en la fundación de organizaciones.

Pero por otro lado, ¿hasta qué punto Ofelia Domínguez como una mujer que está dentro de la política del país se cuestiona el poder político de los hombres? ¿Aboga por buscar las vías para que la mujer tenga más acceso o no al poder político? ¿Se cuestiona porque tantas mujeres son postuladas y una mínima parte son elegidas? ¿Se inclinó a favor del empoderamiento de la mujer en el país? Ofelia como abogada bien defendió, y es indiscutible, los derechos de la mujer como ciudadana y de hecho a favor de esto desplegó toda una labor práctica increíble, pero como parte del Gobierno, como mujer de política, no queda clara su posición respecto al empoderamiento de la mujer; sus cartas a Paulina Luisi (Presidenta, en esa época, de la Alianza Uruguaya de Mujeres) demuestran la voluntad feminista y el querer cambiar la situación de la mujer en el continente, deja entrever no obstante algunos matices respecto al tema, consiente que la lucha de las mujeres, tiene que ser guiada, encabezada por estas pero hasta ahí, no existe la definición de lo que se quiere después : “Le aseguro que ningún hombre honrado se atreve a discutir los derechos de la mujer en nuestra patria, por eso estoy contenta sobre todo por nuestra juventud, hombres y mujeres a la par.” (DOMÍNGUEZ, 1971)

“¿No es verdad que estamos en un momento de intensas crisis de América? Algo nuevo ha de operarse, yo siento la emoción de lo nuevo, de lo inesperado… se hace necesario un reencuentro entre las nuestras… sería interesante una reunión modesta pero selecta. ¡Si pudiéramos nosotras, las mujeres sacudir nuestro continente!” (DOMÍNGUEZ, 1971). Es justo este, un punto importante, el papel de la mujer, o las aspiraciones de Ofelia respecto al papel femenino de la dirigencia de un proyecto tan grande como el de transformar la “situación caótica” del continente, se nos presenta con tono romántico, poco probable, a pesar de que pueda ser su aspiración no deja margen sino para entenderlo como esperanza y solo eso.

Si bien no niega la capacidad de la mujer de sacudir el continente, de estremecerlo y lograr un giro (asumo que esté incluida la política), o el cambio que la época requiere, tampoco se ve como algo realizable, solo con un matiz ilusorio. A partir de lo investigado Ofelia Domínguez nunca tuvo un proyecto, una idea concreta respecto a hacer un cambio en la vida política en Cuba. Entendió el poder solo como el poder del voto, como el poder de acceder a algunos cargos políticos en la vida pública, pero no como la dirección de una mujer desde el poder, vista esta como máxima dirigente del país. De hecho, algunas de sus afirmaciones quedan muy imprecisas, ejemplo durante la elaboración de la Constitución de 1940, expresó: “La mujer debe ir a la próxima constituyente a borrar las inferioridades que le afecten, contribuyendo al mismo tiempo al triunfo pleno de las demandas populares… La actuación de la mujer debe ser determinante. Allí tiene una amplia y grande tarea que realizar en beneficio suyo y a favor de Cuba” (SUÁREZ, 1997)

A manera de valoración general y quizás a modo de conclusión podríamos afirmar que, sin duda, Ofelia Domínguez fue una de las mujeres cubanas que más hizo en función de lograr la igualdad en todos los sentidos de los hombres y mujeres no solo en su país sino fuera de este, clamando a la unidad y la libertad de conciencia de las mujeres latinoamericanas. Habría que decir, más allá de los logros de las feministas cubanas y de los hombres que apoyaron la causa de ellas, que Ofelia nunca se cuestionó, o tal vez nunca fue un elemento clave en sus lineamientos identificarse con el acceso de la mujer el poder político o sencillamente cuestionarse al hombre en el poder.

Si bien se logra para las mujeres el voto, la posibilidad de acceder a la vida publica, lograr la legalidad dentro de todos los organismos, etc., siempre con sus pro y sus contra, no hubo una perspectiva política que llegue más allá, queda claro en una figura como Domínguez que fue brillante dentro del Gobierno, pero que jamás vio entre sus aspiraciones el acceso de la mujer a la presidencia y quizás desde allí pues mejorar las condiciones o estipular leyes a favor de la mujer, solo queda como misión cumplida el hecho de que se cuente con las mujeres para ver el destino de la nación.

No obstante afirmar esto de manera más rotunda requiere de un estudio más preciso y vasto del movimiento feminista y de la figura de Ofelia Domínguez como uno de sus puntales.

Asumo que una valoración objetiva acerca de su personalidad por muy completa que fuese siempre le quedaría algo que añadir, ella dedicó casi todos los años de su vida a la lucha por emancipar a la mujer y sus logros fueron más que aceptados para su época. Ofelia muere en 1976, y ha quedado sin duda en nuestra historia como pionera de la defensa de los derechos civiles y políticos de la mujer.

Bibliografía:

DOMÍNGUEZ N., Ofelia. 50 años de una vida. La Habana: Instituto Cubano del Libro, 1971
GONZÁLEZ, Jorge F. Las luchas por el sufragio femenino bajo el régimen de Machado. 2007. Trabajo de Diploma-Facultad de Filosofía e Historia-Departamento de Historia, Universidad de La Habana, La Habana
GONZÁLEZ PAGÉS, Julio César. En Busca de un espacio: Historia de las mujeres en Cuba. La Habana: Editorial de Ciencias Sociales, 2003
Memoria del Primer Congreso Nacional de Mujeres. Centro de Capacitación de la FMC
NASH, Mary. Mujer y Movimiento obrero en España 1931-1939. Barcelona: Editorial Fontomara, 1981
SUÁREZ F., Liane. La mujer cubana entre 1940-1952. 1997. Trabajo de Diploma-Facultad de Filosofía e Historia-Departamento de Historia, Universidad de La Habana, La Habana