martes, 26 de junio de 2012

Cuba: Movimiento feminista del siglo XX no figura en la historiografía nacional

De la redacción
(semcuba@ceniai.inf.cu)




Conferencia en el Colegio de San Gerónimo de la Habana  por el 100 Aniversario del Feminismo en Cuba

La Habana, julio (SEMlac).- A cien años de la fundación de las principales organizaciones feministas en Cuba, este movimiento constituye aún un tema pendiente en el debate académico cubano.
"El feminismo siempre se ha vinculado a un asunto menor, de poco sustento teórico-metodológico, pues todo discurso que transgreda el canon androcéntrico se califica de irracional y superficial", afirmó el historiador Julio César González Pagés durante una conferencia dedicada al centenario del movimiento feminista en Cuba.
Si bien el investigador reconoce la importancia del pensamiento y accionar de muchas cubanas durante los siglos XVIII y XIX, opina que es desde la actualidad que podemos catalogar de feministas a esas figuras. Por eso registra como el inicio del movimiento en la isla la creación, en 1912, de las primeras organizaciones que asumieron en su programa esta ideología.
Los partidos Nacional Feminista, el Popular Feminista y el de Asociaciones Feministas de Cuba fueron organizaciones que iniciaron las luchas por el derecho al voto, la aprobación de la ley del divorcio y la ley de patria potestad, entre otras reivindicaciones políticas y sociales.
Mujeres vinculadas a la cultura y la educación protagonizaron el nacimiento y desarrollo de estas organizaciones y la militancia feminista en el país. Sin embargo, ante el criterio de algunos de que este fue un movimiento de burguesas, González Pagés recuerda que un gran número de obreras se sumaron a la causa feminista.
Entre ellas sobresale el papel de las despalilladoras de tabaco y el liderazgo de Inocencia Valdés, Niñita, quien impactó por su oratoria durante el Segundo Congreso Nacional de Mujeres, en 1925.
Luego de la aprobación de la Constitución de 1940, que incluyó buena parte de las demandas feministas, el activismo decayó. No obstante, por esos años estuvo activo el Lyceum, una organización que desde la cultura promovió el desarrollo intelectual femenino y visibilizó lo mejor del pensamiento feminista.
Ante la invisibilidad del movimiento tras el triunfo de la Revolución en 1959, Pagés reconoce que los cambios sociales generados por el proyecto socialista, sus significaciones en el desarrollo de las cubanas y la revisión del feminismo liberal fueron mediadores importantes en el rechazo de los preceptos de esa ideología, el posterior distanciamiento de las tendencias más contemporáneas y la ausencia de una historiografía feminista.
"El movimiento feminista radical tuvo su desarrollo en los años 66, 67 y 68 del siglo XX, casi diez años después del triunfo revolucionario. Con lo cual el feminismo que revisó la Federación de Mujeres Cubanas (FMC) fue el feminismo liberal y este tenía un vínculo con el pensamiento burgués. La Revolución significó un movimiento de lucha de clases y de revocación de ideas pasadas. Por eso en el ideario de la mujer socialista no cabían concepciones burguesas", recuenta.
Pese a que la historiografía ocupa un papel fundamental en el rescate de la memoria histórica, el aporte del pensamiento feminista no figuró en documentos y libros editados en el país después de 1959.
Para su visibilización, González Pagés aboga por cambiar el canon historiográfico y configurar nuevas maneras de investigación, lo que implica un cambio en la propia metodología, pues, por ejemplo, el accionar femenino en el espacio público del siglo XX fue documentado por la prensa y publicaciones de las propias organizaciones, una bibliografía que rompe con las fuentes tradicionales.
Otro de los retos que profesores y estudiantes identifican es el desarrollo de una formación profesional acorde a los tiempos y consciente de los silencios y ausencias en la memoria nacional.
"No podemos pensar en un futuro del pensamiento feminista en Cuba si su historia y teoría no figuran en la formación curricular de nuestras universidades. Resulta muy difícil formar a personas con una visión no androcéntrica si, realmente, a lo largo de cinco años -salvo alguna excepción- no encontramos muchos personajes femeninos en la historia", alerta este investigador, con 26 años de experiencia en la materia.
No obstante, algunos cambios comienzan a ser perceptibles. Desde 1992 existe en la Facultad de Filosofía e Historia de la Universidad de La Habana un curso optativo sobre historia de mujeres; también crece cada año el desarrollo de tesis de licenciatura sobre estos temas y la publicación de varias investigaciones.
Entre quienes han dedicado su obra al estudio del tema en Cuba, está la historiadora Raquel Vinat, quien dialogó con González Pagés sobre el sacerdocio y la pasión que implican el estudio del feminismo.
Durante su intervención, Vinat llamó la atención sobre la importancia del conocimiento y el acercamiento desprejuiciado a estos temas, convocó a promover el debate público sobre estas cuestiones y catalogó de poco científicas las investigaciones que anulan a las mujeres y su participación en las distintas épocas históricas.
Para la historiadora, es tiempo de dar a reconocer el aporte de estudios que existen y esperan ser publicados. "Es tiempo de debatir y rescatar esta historia, pues corremos el riesgo de perderla. Tenemos que repensarnos también esas teorías internacionales, que son muy importantes, pero que en ocasiones no nos sirven, pues fueron elaboradas a partir de otro contexto y culturas. Nuestra teoría tiene que tener otro sabor", afirmó.
          
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sábado, 23 de junio de 2012

Feminismo, un tema pendiente en el debate académico en Cuba

Por Mariela Pérez Valenzuela


En el tema de historia de mujeres y género hay un componente muy importante que tiene que ver con la sociedad, y que no podemos deslindar, que es el feminismo, una cuestión pendiente en el debate académico cubano.

Así lo consideró el doctor en Ciencias Históricas Julio César González Pagés, a quien le resulta paradójico que el centenario del feminismo en la Isla no sea considerado una fecha de conmemoración y pase casi inadvertido.

Pagés lamentó que se haya vinculado a un tema menor y sostuvo que no es posible pensar en un futuro de pensamiento feminista en el país si no se contempla en los planes de estudio de carreras como Filosofía, según dijo durante una conferencia sobre Los Cien años del feminismo en Cuba, que cerró esta semana el Ciclo Mujeres en la historiografía de género y familia, celebrada en el Colegio de San Jerónimo en el centro histórico capitalino.

Como idea es anterior al siglo XIX, pero el término feminista es un debate de la década del 90 de ese siglo, de ahí que, alertó, se deba ser cuidadoso al señalar que fueron feministas figuras que no dijeron serlo, pero que su accionar las vincula a estos criterios.

Destacó el autor de Macho, Varón, Masculino la personalidad de Gertrudis Gómez de Avellaneda, una mujer que se mostró a favor del divorcio, tuvo varias parejas y demostró un espíritu independiente.

Para el también coordinador general de la Red Iberoamericana de Masculinidades, Avellaneda fue defensora de las ideas que después fueron conocidas como feministas, pero su discurso fue disminuido por políticos y escritores.

Fue vista, indicó, como una persona fuera de su época y la teoría feminista que aportó al discurso político cubano no es legitimada por la Academia nacional.

Pagés refirió que el aporte fundamental a los debates de historia se deben a mujeres como Aurelia Castillo, quien se refirió al machismo en su artículo La Muralla, publicado en El Fígaro, entendida como la inequidad que había que derrumbar.

La historiografía del siglo XIX, expresó, no habla en términos favorables al feminismo y desconoce la existencia de un movimiento de ese orden.

Autores que después se unen en la primera mitad del siglo XX ubican al feminismo como un mal necesario.

Llegado el siglo XX, explicó, empezaron a aparecer textos discretos escritos por hombres que comienzan a definir su alianza con el feminismo.

Consideró Pagés que 1912 fue un año muy importante porque se crearon en La Habana tres organizaciones de ese carácter: el Partido Nacional Femenino, el Partido de Sufragistas Cubanas y el Partido Popular Feminista, que reivindicaron los derechos de las mujeres en una sociedad puramente machista.

Más adelante, se detuvo en los congresos de 1923 y 1925 de la Federación Nacional de Asociaciones Femeninas, los cuales resultaron de trascendental significación.

La lucha feminista, acotó ante un nutrido auditorio reunido en el Colegio de San Jerónimo, se llevó a cabo no solo entre las mujeres de distintos sectores y clases sociales, sino también con hombres como Juan Marinello, Miguel de Carrión y Carlos Loveira.

Cuando se aprueba la Constitución del año 1940, que reconoce casi todos los derechos de las mujeres, apuntó, no se dan cuenta de que la igualdad ante la ley no es la igualdad ante la vida.

A su juicio, lo que cambia el escenario de la discusión sobre estos temas es el feminismo socialista.

Reconoció a figuras como Mirta Aguirre, cuya obra, precisó, reivindica desde Anacaona hasta mujeres relacionadas con la historia de América, y Camila Enrique Ureña, cuyo discurso Feminismo, de 1939, considera un texto fundacional de la historiografía cubana.

La Revolución cubana triunfa 10 años antes que el movimiento radical feminista. Después del primero de enero de 1959 no se dispone de una historiografía definida al respecto, e insistió en que el feminismo es una ideología importante que merece un análisis.

Durante la conferencia fueron proyectadas 100 fotos representativas del movimiento feminista cubano.

Ver http://www.mujeres.co.cu/actualidad.asp?art=5308

martes, 19 de junio de 2012

Libro sobre Enriqueta Favez llega al papel





Por Raquel Sierra
 
(raquels@enet.cu)

La Habana, junio (Semlac).- Hace 200 años, la suiza Enriqueta Favez se adelantó a los tiempos modernos: se hizo médica y cirujana, viajó por el mundo, atendió a pacientes de todas las razas y, por si fuera poco, se casó con otra mujer. Esa transgresora historia es recogida en el libro Por andar vestida de hombre, del profesor Julio César González Pagés, que acaba de aparecer en papel.

Presentado el 14 de junio en La Habana, este nuevo volumen recoge novedades que no aparecieron en su antecesora edición digital (2009), entre ellas, la imagen del rostro de Favez, reconstruida en 2009 por la Sección de Identificación de Personas, de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR).

Para González Pagés, quien sueña con ver en el cine y en ballet la vida de esta mujer casi desconocida, la publicación de este libro "habla de la visibilidad de una mujer que es muy importante para la historia del mundo porque fue la primera médica en todas las Américas, no solo en Cuba", precisó.

"Aunque fuera vestida de hombre, ejerció la medicina, fue una excelente cirujana, combatió con Napoleón, estuvo en muchos países porque fue como una médica sin fronteras y murió en Nueva Orleáns, Estados Unidos, también prestando servicios médicos", dijo a SEMlac.
"Pero, agregó, para no pocos sucede que la vida personal es casi más importante que lo que hacen las personas y ella también tuvo la osadía de tener otra opción sexual, de casarse con una mujer".

Las tecnologías modernas dieron "el privilegio de darle visibilidad a esta mujer, a partir de las características físicas que los documentos dan de ella, sus rasgos psicológicos y de un estudio de la imagen de las mujeres en el siglo XIX en Suiza", explicó.

El también coordinador de la Red Iberoamericana-africana de masculinidades, compara a Favez con Juana de Arco y aspira devolvérsela a Suiza y al mundo para que ocupe un lugar en la historia de esa nación junto a Guillermo Tell.

Publicado por la Editorial de la Mujer, con el apoyo de la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación (COSUDE), el libro responde al interés de llevar esta historia, que incluye detalles del juicio que se le celebró a Favez por andar vestida de hombre, a un público que no pudo conocerla en su versión digital.

"El libro impreso da la posibilidad de que puedan acceder muchas personas que no tienen acceso a la tecnología digital en el país. Pese a que las nuevas tecnologías han impuesto retos, todavía hay un sector de la población que prefiere el libro porque te permite andar con él", explicó a SEMlac el autor.

A su juicio, aunque a veces se piensa que estos esfuerzos quedarán solamente en el área de las personas estudiosas, el hecho de que otras pregunten por este tipo de lectura sobre género y masculinidades denota que hay un público lector en Cuba que sabe descodificar lo que uno está hablando.

El libro incluye cartas de Favez a su amada, Juana de León, fotos de la iglesia donde fue bautizada, del lugar donde vivió en Lausana, detalles de su encarcelamiento en la oriental ciudad cubana de Santiago de Cuba, su juicio y condena, así como una fotocopia de la orden de expulsión hacia Nueva Orleáns.

Sus bienes fueron embargados y fue condenada a la reclusión en la Casa de Recogidas de La Habana "por 10 años, bajo la especial vigilancia de las autoridades competentes, con calidad de que, cumplidos permanecerá recluida hasta que haya ocasión de ser remitida a cualquier puerto extranjero, el más lejano posible", dice la sentencia.

El capitulo VI de este libro del autor de Macho, varón, masculino, presentado el pasado año, recoge nombres de otras mujeres que también vistieron de hombre por disímiles causas y diferentes momentos históricos.

Pagés llegó a Favez en 1994. "Me sorprendió mucho cuando vi el expediente en el Archivo Nacional de Cuba, era un expediente que la estaba juzgando y yo me dije, no la voy a juzgar, para vindicarla tengo que conocer su historia".

Para su exhaustiva investigación, de más de 18 años, hizo todo el recorrido de Favez: Suiza; Miranda de Ebro; la Sorbona, en Francia; México; Cuba, y Nueva Orleáns, en Estados Unidos, donde estaba su tumba antes de ser barrida por el huracán Katrina, en 2008.

En la presentación, Graciela Morales, de la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación (COSUDE), adscrita a la embajada de Suiza, destacó que hoy, pasados 200 años de la historia de Favez, todavía no pocas personas viven con "todas estas discriminaciones y con estereotipos discriminatorios en nuestras cabezas".

Morales invitó a que "cada uno piense cómo podemos colaborar para que, si existen las Enriquetas Favez, no sean discriminadas ni maltratadas" por su orientación sexual.

"Uno de los aportes de esta investigación es haber contextualizado el mito", comentó a SEMlac la periodista Isabel Moya, quien asumió la edición de los textos.

"Ese mito ha ido creciendo con el paso del tiempo, y este libro sitúa ahora cómo se fue construyendo y contrasta la historia con documentos muy valiosos para ayudarnos a comprender, justamente, cómo se fue construyendo en la vida real, a partir de cada momento histórico", puntualizó la directora de la Editorial de la Mujer.



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jueves, 14 de junio de 2012

Conferencia: 100 años del Movimiento Feminista en Cuba




                           Conferencista: Dr. Julio César González Pagés
                      Red Iberoamericana y Africana de Masculinidades
                                            Universidad de la Habana

Hace 100 años en la Habana se crean las tres primeras organizaciones sufragistas que dan origen al Movimiento Feminista en Cuba…….

En la mañana del martes 19 de junio celebraremos este acontecimiento con una conferencia que cierra el Ciclo Mujeres en la historiografía de género y familia del taller de historiografía cubana Francisco Pérez Guzmán de  la Casa de Altos Estudios Fernando Ortiz de la Universidad de la Habana coordinado por la Dra. Mercedes García y el Dr. Ricardo Quizá.

La actividad también será el colofón de la Gira Nacional Todas Contracorriente que lidera Rochy Ameneiro que rindió homenaje al feminismo en varias ciudades del país. Durante la conferencia se mostraran 100 fotos de feministas cubanas.

La entrada es libre

Lugar Colegio de San Gerónimo

Calle Obispo entre San Ignacio y Mercaderes

Habana Vieja.

Día 19 de junio de 2012

Hora 10 de la mañana.

lunes, 11 de junio de 2012

Enriqueta Favez, una historia para ser contada


La Editorial de la Mujer presentará el próximo jueves 14 de junio a las tres de la tarde en la librería Fayad Jamis, el libro Por andar vestida de hombre, del reconocido investigador e historiador DrC Julio César González Pagés.

El volumen documenta la historia de Enriqueta Favez y su voluntad de transgredir los mandatos de género en un tiempo que imponía fronteras inamovibles.

Favez vivió en Cuba hace casi doscientos años y fue la primera mujer que en nuestro país ejerció la Medicina vestida de hombre. Su paso por la Isla dejó toda una estela de polémica no solo por asumir la identidad masculina sino además por atreverse a contraer nupcias con Juana de León Hernández. A través de varios capítulos y numerosas fuentes documentales el autor hace un recuento de los principales sucesos y personajes de la historia de Favez. Además, el texto dedica un apartado especial a otras mujeres que también asumieron ropas e identidades masculinas en siglos pasados.

En el prólogo a esta primera edición, la antropóloga suiza Annemarie Sancar reconoce la actualidad del título. “El libro sobre Enriqueta Favez muestra que el valor de actuar de otro modo y la valentía de perseguir con tesón ciertos objetivos bajo condiciones adversas, pueden tener un impacto considerable.”

Julio César González Pagés es profesor de la Facultad de Filosofía e Historia de la Universidad de la Habana y coordinador general de la Red Iberoamericana y Africana de Masculinidades. González Pagés  es autor de varios libros y ensayos, entre ellos la complicación  de artículos Macho, varón, masculino.

Por andar vestida de hombre ha sido publicado bajo el sello de la Editorial de la Mujer y gracias al apoyo de la Red Iberoamericana y Africana de Masculinidades y la colaboración de la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación (COSUDE).


                         Portada del Libro Por andar vestida de Hombre de Julio César González Pagés


Lugar: Librería Fayad Jamis
Calle  Obispo 261
entre Cuba y Aguiar
Habana Vieja
Teléfono: 8628091

Día: Jueves, 14 de junio de 2012
Hora: 3.00 p.m 

Entrada Libre, el autor estará en la presentación

domingo, 3 de junio de 2012

Mujeres pelotaris en Cuba ¿Bombones para saborear?






Por Yonnier Angulo Rodríguez


Si por un momento nos detuviéramos en un espacio deportivo denominado frontón (1) podríamos percatarnos de que casi en su totalidad, quienes se encuentran jugando dentro, son varones contra otros varones. En el caso de que alguna mujer estuviera presente, lo más probable es que su función sea la de espectadora o acompañante. Esta observación tiene su origen en que históricamente, a partir de las desiguales relaciones de poder diseñadas por el género, como construcción sociocultural basada en el sexo asignado, los hombres han detentado la hegemonía en numerosos contextos y ámbitos sociales.

El deporte no ha escapado de dicha dinámica, siendo uno de los espacios excluyentes hasta hace algunos años de la presencia de mujeres, quienes han sido relegadas a prácticas deportivas concebidas como femeninas, y por tanto subvaloradas. Aún existen dentro del deporte un conjunto de códigos, valores, estereotipos, caracterizados por potenciar más a los hombres en algunas disciplinas y a las mujeres en otras, con basamentos de carácter biológico y sexista. 

Sin embargo, gracias al feminismo, que a partir de la década del setenta del pasado siglo XX, visibilizó estas desigualdades entre hombres y mujeres presentes a lo largo de la historia de la humanidad con el paulatino surgimiento de una teoría que lo explicara, la de Género; se ha revertido esta situación de discriminación.
En este contexto del desarrollo de los estudios de género, vinculados a los movimientos feministas que se desarrollaron en estos años, aparece la Historia de Mujeres, cuyas autoras, historiadoras feministas, postulaban que la inclusión de las mujeres en la historia implicaría una redefinición y ampliación de las nociones tradicionales del significado histórico (Scott, 1990). En este sentido, estas corrientes teóricas e historiográficas aportaron las herramientas necesarias para reelaborar análisis sociales e históricos vinculados al desempeño de las mujeres en nuestras sociedades.

Ahora bien, cuando se debate sobre la historia del deporte en Cuba, y sobre todo antes de 1959, la mayoría de las veces los protagonistas son los hombres. Pareciera como si las mujeres no existieran dentro de este mundo deportivo, o su papel haya sido tan insignificante, que no hubiera necesidad de revelarlo. Esto representa la existencia de una visión patriarcal y androcéntrica en las Ciencias Sociales, en este caso en la historia.

Como afirmara el historiador Julio César González Pagés: La historia de las mujeres ha sido calificada de exagerada por algunos estudiosos de otras temáticas, manejándose la proposición de “por qué no existe historia de hombres”: Lo escrito hasta ahora puede ser historia masculina con honrosas excepciones. (González Pagés, 2005, p.3)

De igual manera, los estudios sobre el deporte y su impacto en la sociedad, si bien se han vistos afectados por su escasez, aunque los sujetos analizados sean los hombres, que quedará para la inclusión de las mujeres en estas temáticas. Al decir de la sugerencia del historiador Félix Julio Alfonso López sobre esta cuestión: Los estudios de género podrían reflexionar sobre los estereotipos sexuales (afirmaciones de la masculinidad, machismo, hombría) que trasmiten los diferentes deportes y también acerca del papel cada vez mayor que asumen las mujeres en las prácticas de especialidades u oficios antes reservados al sexo masculino. (Alfonso, 2007, p12)  

Siguiendo los sabios consejos de estos investigadores, haré alusión en el presente artículo a un proceso histórico que tuvo lugar durante la segunda década del pasado siglo en la sociedad cubana, en el cual las protagonistas fueron mujeres. Me refiero al desarrollo durante más de cinco años (octubre, 1922-marzo, 1928) de un espectáculo deportivo en La Habana, sucedido en un frontón denominado en aquel entonces como Habana-Madrid, sito en las calles Belascoaín y Sitios.

¿Cuál fue el principal atractivo del lugar para que en el transcurso de estos años se convirtiera en uno de los más concurridos del país? Pues nada menos que el enfrentamiento de mujeres españolas en la modalidad deportiva de Pelota Vasca, divididas en dos grupos, las que vestían de blanco y las de azul.

Estas jóvenes pelotaris, trasladadas desde España paulatinamente a partir del 8 de octubre de 1922, pertenecían a las élites de este deporte en su país, con la sede principal en el Frontón Moderno de Madrid. Según informa el Libro de Cuba del año 1925, la idea de traerlas fue de los señores Paquito del Barrio, Aurelio Vásquez, Fernández Serafín y Ángel del Cerro, quienes conformaron una empresa con el mismo nombre del frontón.

Lo más probable fuera que esta empresa estuviera sentada en las bases de la utilización de mujeres en espectáculos deportivos como un mecanismo para buscar mayores públicos, muy común en la historia deportiva del país (Reig, 2007, p.27). En relación a esto, relevantes fueron las múltiples críticas que se le realizaron a los directivos del sitio por las problemáticas derivadas de las apuestas que se efectuaban en el inmueble, lo cual ocasionó numerosos escándalos. 

La inauguración del espectáculo y del inmueble se realizó cinco días después de la llegada de las jugadoras, el 13 de octubre, donde los organizadores hicieron gala de la excepcionalidad constructiva del frontón, el cual era considerado en ese momento como uno de los más modernos y costosos del mundo. Construido de ladrillos y acero, contaba con 140 puertas y ventanas, con una capacidad de 1800 personas. Según informa el investigador Antonio Méndez Muñiz en su estudio La Pelota Vasca en Cuba. Su evolución hasta 1930, en el día inaugural había una enorme concurrencia de personas, donde se escuchó además del Himno Nacional cubano, el Guerníkako arbola, himno representativo del Partido Nacionalista Vasco. (Méndez, 1990)

A partir de este momento, tendrán lugar en este espacio deportivo numerosos desenlaces, no solo entre las pelotaris en las canchas o con el público asistente, sino que además en el interior de las relaciones de género que se desarrollarán, surgirán elementos de inequidades, discriminaciones y estereotipos alrededor de estas mujeres deportistas.

Algo muy curioso vinculado al espectáculo en el Habana-Madrid, serán las diversas denominaciones que en el argot popular se emplearán para referirse al sitio. Por ejemplo, el frontón en este período será conocido como el Frontón de las Damas o de las Mujeres. Sin embargo, otro frontón muy conocido en la época, quizás el que más, el Frontón Jai Alai, ubicado en la calle Concordia y construido en el año 1901, donde solamente jugaban varones, no tenía la misma calificación, o sea, El Frontón de los Hombres. Esto significaba un marcado interés en titular al Habana-Madrid con un sobrenombre atractivo para atraer público masculino. Otra forma de llamar a este lugar era el Palacio de la Algarabía, en contraposición al mencionado frontón del sexo opuesto, que era conocido como el Palacio de los Gritos.

Pero lo más representativo de estas maneras de calificar al frontón Habana- Madrid, fue la denominación que poco después comenzó a otorgársele, teniendo en cuenta las exigencias y formas de pensar de la inmensa mayoría de personas que acudían a observar al “sexo bello” jugar, que en este caso eran hombres. Pues nada menos que La Bombonera fue el apelativo más popular del lugar. No sería muy difícil encontrar el origen a este sobrenombre tan sexista.

El hecho de que varias mujeres jóvenes, en plena capacidad física, vestidas con atuendos algo trasgresores para la época, con sayas cortas y blusas que les “apretaban las carnes”, se exhibieran en una cancha, era algo muy morboso para el público asistente masculino y machista. Compararlas con bombones indicaba toda una serie de concepciones que se tenían sobre estas mujeres, quienes eran visualizadas, no solo como deportistas, sino también como meros objetos sexuales.

A las pelotaris españolas, no obstante ser excelentes profesionales, se les trató desde un inicio como “bellas niñas”, a las cuales se les tenía que cuidar la “honra”. Esto significaba evitar cualquier tipo de escándalo de índole sexual, que pudiera terminar en la expulsión de alguna jugadora. El mencionado Libro de Cuba publicó: 
Las jóvenes pelotaris viven dentro del mismo edificio bajo el cuidado de familiares de respetabilidad, y solo salen de paseo o a diligencias acompañadas de señoras que están a su cuidado, evitándose de esta suerte se maleen con tratos que a su buen nombre y al de la empresa pudiesen ser perjudiciales. Existe pues toda la honorabilidad posible en aquella Bombonera, de bellas raquetistas. (El Libro de Cuba, 1925, p.650)

El “buen nombre” y toda la “honorabilidad posible” de la empresa y del grupo de jugadoras tenía que cuidarse sobre todas las cosas. Se reflejaba en la prensa un marcado interés en detectar algún suceso que indicara alguna “falta” cometida por las jugadoras vinculado a su vida sexual. En el semanario satírico La Política Cómica, los periodistas redactaban notas como la siguiente: Las muchachas que trajeron Vázquez y Serafín están llegando a la conclusión de la temporada sin haber flaqueado un solo momento y dando siempre pruebas de su dignidad profesional y de su inteligencia. Y lo más curioso, es que estando todas juntas en el hotelito anexo y dedicándose a la pelota, no hayan armado todavía ninguna “ pelotera”. (La Política Cómica, abr. 8, 1921, s/p)

Esto evidencia el reforzamiento del estereotipo que ha perseguido a las mujeres relacionado con su “indefensión” y vulnerabilidad, necesitadas de ser representadas por los hombres, ya que no son “aptas” para desenvolverse en el ámbito público. Falsa creencia que ha sido utilizada como un mecanismo de poder y control hacia ellas, sucediendo lo mismo con las pelotaris.

Durante todo el tiempo que duraron los partidos, con una frecuencia casi diaria, exceptuando algunos momentos, la cobertura de los mismos se realizó a través de rotativos como el Diario de la Marina. En su sección deportiva, los cronistas comunicaban lo que sucedía en el frontón cada noche. Evidentemente quienes realizaban las crónicas pertenecían al sexo “fuerte”, reflejándose en los escritos una enorme carga de prejuicios de corte machista y patriarcal, sin mencionar las maneras, a veces sutiles, otras obvias, en que estereotiparon con pronunciado sexismo a todas las jugadoras.

La mayoría de las veces que se referenciaba a alguna pelotari, se efectuaba de una manera estereotipada, ya fuese como “linda niña o chica”, tal jugadora que es muy “coqueta” o muy “ruda y masculina”, “prendas femeninas”, “muñecas traídas de la corte del oso y el madroño”, en fin, siempre haciendo alusión a características diminutivas o de contenido peyorativo. Por ejemplo, algo que en la revisión de dichas crónicas salta a la vista es el foco delirante de sus autores con las ropas y cuerpos de las jugadoras.

En una de las crónicas del Diario de La Marina su autor, al relatar lo sucedido en uno de los partidos de una forma muy gráfica, advirtió lo siguiente: Las chicas comenzaron a mostrar sus pantorrillas sobre el asfalto de manera que encantaban. La sayas plegaditas se ensanchaban dando espacio al movimiento de las piernas, a las poses atléticas de las muchachas madrileñas que cada vez que cogían el Raquet y hacían zas, aquello era morirse a plazos (Diario de la Marina, ene. 7, 1923, p.16). Tal parece que de lo que se hablaba no era del juego en sí, sino de lo que representaban desde el punto de vista de atracción sexual cuatro mujeres jugando en una cancha.

En otro artículo del mismo rotativo se expuso además sobre el desempeño de una pelotari que: Un real triunfo, Lolina, tan hermosa, que las carnes rompen las mallas de su vestido, la que ha aumentado 26 libras desde su llegada a La Habana. La reina del asfalto dio en el segundo. (Diario de la Marina, ene. 13, 1923, p.15) A pesar de que se hacía alusión a una de las mejores jugadoras del elenco, su calidad como deportista no queda explícitamente como una prioridad a informar, sino sus cualidades corporales y de belleza.
Lo mismo sucede con otra jugadora llamada Eibarresa, de origen vasco, a quien constantemente se le describía como “la del fuerte brazo”, por su peculiar forma de jugar con “saques violentos y remates de cañonazos”. Pero en este caso no se exaltaba la belleza física de la jugadora, sino cómo se desenvolvía y comportaba en la cancha, con una proyección ruda y masculina.

Por su parte, como todo espectáculo al cual asiste un determinado público, es muy interesante observar la relación entre las jugadoras con los espectadores. Primero, es necesario mencionar que aproximadamente más del 90 por ciento del público que asistía al frontón Habana-Madrid eran hombres, quienes llenaban los palcos con la intención de disfrutar un buen partido de pelota vasca, pero en este caso con el añadido de que las protagonistas eran mujeres, con ropas ajustadas, lo cual significaba un enorme atractivo para el grupo varonil.

Las escasas mujeres que ocupaban los asientos, solamente iban en régimen de compañías de sus esposos o familiares hombres. La prensa al referirse a ellas apuntaba: Lleno total, llenas las canchas, llenos los tumbíos, en las altas gradas la aglomeración, y en las dos filas de palco, las mujeres. Caballeros ¡Que Mujeres! (Diario de La Marina, abr. 2, 1923, p.12). No queda lugar a dudas de que la audiencia femenina en el frontón significaba para quienes detentaban el poder de la escritura, es decir, los articulistas, casi el equivalente a tener un conjunto de adornos florales que embellecían y endulzaban el ambiente.

Igualmente, durante este período de tiempo en el que jugaron las pelotaris españolas en el frontón, diversos desenlaces tuvieron lugar con los concurrentes, que evidenciaron una posición de subordinación y de cierta discriminación hacia ellas. En primer lugar, ser mujeres contratadas como profesionales por empresarios  hombres, las convertían en blancos fáciles y vulnerables.

Por lo tanto, tenían que obedecer todas las reglas y estipulaciones preestablecidas. Un aspecto vinculado a esto tiene que ver con la correcta actitud deportiva hacia el público. Salirse de la “raya”, o en otras palabras, no adoptar una “adecuada” reacción ante cualquier incidente, aunque fuese una agresión de la asistencia masculina, significaba para estas jugadoras una dura sanción.

En este sentido, varios fueron los momentos de atropello hacia estas mujeres raquetistas por parte de los aficionados y los empleadores en el frontón. Un caso significativo sucedió cuando una de las pelotaris, al no estar conforme con la conducta obscena del público, se dirigió a este con un aire desafiante. De más está decir que esto era inaceptable para la dirección del frontón. Que una mujer afrontara a un numeroso grupo de varones laceraba el orgullo masculino hegemónico de los mismos. Antonia, como se llamaba, por esta acción fue suspendida por un tiempo, solo por el hecho de no dejarse avasallar.

Este acontecimiento tuvo su reflejo en la prensa, pero con un matiz de propinar un escarmiento a las otras pelotaris:
Y parece que Antonia no se portó en este partido con la debida corrección, que no le guardó las consideraciones que siempre se le deben al público, por lo que la empresa del Habana-Madrid determinó muy a pesar suyo, verse privada de los servicios de tan simpática muchacha (…) Con esta medida, la empresa quiere dar a conocer sus procedimientos rectos en todo tiempo, caiga el que caiga, para que el público continúe teniendo plena confianza en los actos todos de la mencionada empresa (…) no queda otro recurso que tomar esas medidas fuertes para que el público se sienta siempre respetado y protegido en sus intereses. (Diario de La Marina, dic. 22, 1922, p.12)

Tal parece que esta sanción surtió algún efecto, ya que posteriormente otra jugadora, esta vez con el apelativo de Pepita, sufrió de insultos y burlas desde las gradas ocupadas por la muchedumbre, pero en esta ocasión no reaccionó como su homóloga sancionada, sino que producto de la impotencia, se echó a llorar.
El cronista de turno de esa noche, al relatar lo sucedió expresó: Señores, por favor, Pepita es una mujer, y francamente no hay derecho. A Pepita porque no llegó a varias pelotas que no hubiera llegado nadie, y pifió alguna entrada, por lo que algunos energúmenos le silbaron y le hicieron llorar. Señores por favor, Pepita es una mujer. (Diario de La Marina, abr. 7, 1923, p.16)

Como la actitud asumida por la mujer obedecía a los patrones de sumisión de la feminidad con respecto a la masculinidad (relación dominación-subordinación), producto del poder otorgado al género masculino, no así en el caso anterior, el periodista hizo un llamado a la lástima y a recordarles a todos que la joven era una “Mujer”, sinónimo de “delicadeza y vulnerabilidad”.

A pesar de todo, estas jóvenes pelotaris logaron durante cinco años acaparar la atención en la ciudad, debido a su calidad como deportistas. La última función en la que participaron las raquetistas en el frontón tuvo lugar el 31 de marzo de 1928. (Méndez, 1990, p.131)

Como afirmara la socióloga Judith Astelarra al referirse al movimiento feminista de los años sesenta y setenta del pasado siglo XX:

El rescate histórico de las mujeres de entre las tinieblas se convierte en una de las áreas más importantes para el movimiento. A las mujeres les ha sido negado el conocimiento de su participación en la construcción de la historia. La historia oficial, escrita por los hombres, no señala cuál ha sido la contribución histórica de las mujeres. (Astelarra, 2003, p.57)

Esta aproximación histórica al desempeño de varias mujeres en el ámbito deportivo en Cuba, tiene la intención de contribuir a visibilizar las huellas e incidencias dejadas por la mitad de la humanidad, las mujeres, quienes han sido relegadas y discriminadas de todos los procesos y hechos históricos ocurridos en nuestras sociedades patriarcales. Es un deber para las nuevas generaciones, rescatar del olvido la trayectoria de las mujeres a lo largo de la historia, a la par de obrar en el presente por la justicia y la equidad de género.

Nota:
[1] El frontón es una cancha destinada al juego de la Pelota Vasca, en cualquiera de sus modalidades.

Bibliografía consultada

Alfonso López, Félix Julio. “Los estudios sobre deporte y sociedad: ¿una asignatura pendiente? En: Temas, núm. 49, ene-mar, 2007, pp.4-15.

Astelarra, Judith ¿Libres e Iguales? Sociedad y política desde el feminismo. Santiago de Chile: Centro de Estudios de la Mujer (CEM), 2003.

El Libro de Cuba. La Habana, 1925.

González Pagés, Julio César. En busca de un espacio: Historia de mujeres en Cuba. La Habana: Ciencias Sociales, 2005.

Méndez Muñiz, Antonio. La pelota vasca en Cuba. Su evolución hasta 1930. La Habana: Editorial Científico Técnica, 1990.

Reig Romero, Carlos E. “Para una historia de los deportes en Cuba (1800-1899). En: Temas, núm. 49, ene-mar, 2007, pp.24-36.

Scott, Joan W. “El género: una categoría útil para el análisis histórico”. En: Colectivo de autores. Historia y Género. Las mujeres en la Europa moderna y contemporánea. Valencia, s/e, 1990.

“Sección de Deportes”. Diario de la Marina. La Habana, 1922-1923.

“Sección Pelota Vizcaína”. La Política Cómica. La Habana, abr. 8, 1921, s/p.