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lunes, 7 de noviembre de 2011

Migración y prostitución española en Cuba ¿mujeres invisibles?


El Dr. Julio César González Pagés durante la conferencia que ofreció el día 28 de octubre de 2011 en la Federación de Asociaciones Asturianas de La Habana





Por Yonnier Angulo Rodríguez

Siempre que se hace referencia al proceso de la migración en la historia, el protagonismo lo ha tenido casi siempre el hombre como sujeto universal, característico de la visión patriarcal que predomina en nuestras sociedades. Sin embargo, las mujeres también han formado parte de las principales migraciones a través de los tiempos, pero contradictoriamente su papel no se investiga o se realiza de forma secundaria.

Revertir este fenómeno es precisamente uno de los objetivos del historiador, Dr. Julio César González Pagés, quien ofreció el día 28 de octubre de 2011 en la Federación de Asociaciones Asturianas de La Habana la conferencia “Emigración de Mujeres Españolas a Cuba: ¿el fin de la travesía?”, a propósito de la Jornada por el Día Internacional del Emigrante auspiciado por varias instituciones cubanas y españolas

En su intervención, González Pagés se refirió a que la migración aún es un campo donde el tema de las mujeres aparece como anexo, pero sin ser abundado con profundidad. El autor del libro Emigración de Mujeres Gallegas a Cuba: Las Hijas de Galicia, exhortó además aprovechando el sitio donde se realizaba la actividad, que se visibilizaran diferentes asociaciones de mujeres españolas en Cuba, que tan importante función tuvieron en el pasado, como la de Hijas de Asturias o de Canarias. Habló acerca de las discriminaciones que sufrieron las mujeres inmigrantes por su sexo, clase social y estatus migratorio, algo que se puede trasladar a la actualidad cuando se analiza la emigración de mujeres latinoamericanas a España, las cuales atraviesan situaciones similares a las que tenían las españolas en el pasado.

Asimismo, presentó una multimedia, versión de su libro sobre la emigración de mujeres gallegas a Cuba en formato digital, donde se incluyeron además de la investigación, imágenes, mapas de rutas en La Habana, videos y documentos inéditos.

Un punto polémico fue el abordaje de la prostitución de las mujeres españolas durante la emigración en las tres primeras décadas del siglo XX. Algunos residentes españoles en Cuba, presentes en la conferencia, negaron el fenómeno al hacer referencia González Pagés a las estadísticas de esta época, tomadas de los Archivos policiales y de la obra La delincuencia femenina en Cuba (1928) de Israel Castellanos, donde resalto que “fueron las mujeres gallegas las más vulnerables a este negocio auspiciado por mafias y redes familiares que como pasa en la actualidad tienen en las mujeres y niñas su centro de atención “

En una de sus respuestas el destacado investigador cubano afirmo: “En el año 2003 cuando publique el libro Emigración de mujeres gallegas a cuba: Las Hijas de la Galicia algunos Presidentes de Asociaciones gallegas boicotearon la presentación del libro por abordar el tema de la prostitución gallega en las tres primeras décadas del siglo XX y en aquel momento les pregunte a algunos de ellos si sentían la misma indignación cuando los medios de comunicación de España hablan de la prostitución de la mujeres cubanas en la actualidad y no recibí respuesta. ¿Será que hay dos posiciones morales para un mismo fenómeno histórico?”

El profesor Julio César González Pagés alego: “Como investigador histórico comprometido con los debates sociales nunca mi voz se alzara para complacer a sectores conservadores de la emigración que intenta una vez más restarle valor a la historia de las mujeres que fueron obligadas por crisis económicas y políticas a ejercer la prostitución.” El estudioso en Historia de Mujeres hizo finalmente un llamado a hacer justicia con la historia de la mitad de la población mundial, es decir, las mujeres, relegada siempre su existencia en el pasado a un segundo plano.

viernes, 28 de octubre de 2011

Emigración de mujeres españolas a Cuba




Conferencia:



Emigración de mujeres españolas a Cuba

Dr. Julio César González Pagés.

Resumen:

La emigración de mujeres españolas a Cuba y su impacto en la sociedad cubana de los siglos XIX y XX será el tema que espondrá el investigador González Pagés autor de numerosos libros sobre emigración como "Hijas de Galicia" (Ecovigo, 2003)

Lugar: Federación de Asociaciones Asturianas de Cuba.

Dirección Calle Paseo del Prado esquina Virtudes.

Habana Vieja

día 28 de octubre de 2011

hora: 2 .00 pm

entrada libre.

miércoles, 15 de diciembre de 2010

Entre Luisa Capetillo y Filo Vidal: transgresión y defensa de la mujer

Por Jesús Gómez Mas.
Estudiante de 3er.
Año de Lic. en Historia,
Universidad de La Habana

Constituye un viejo argumento el que plantea que no se puede escribir sobre las mujeres porque las fuentes documentales o bibliográficas son escasas. Otros apuntan al poco protagonismo que tienen para la Historia General, dada su poca participación en los acontecimientos que esta narra de guerras y luchas por el poder político en diferentes etapas.

La renovación historiográfica feminista aportaría nuevas formas para los grupos de Historia Social, ofreciendo un nuevo enfoque a la inclusión de las mujeres, independientemente de los roles tradicionales adjudicados, donde la maternidad y la familia parecían ser los únicos importantes.

La reinterpretación de las fuentes tradicionales y la utilización de métodos provenientes de otras disciplinas de las Ciencias Sociales, permitieron abandonar maneras totalmente androcéntricas y cuantitativas de hacer historia.

Una de las contribuciones de la historia de mujeres, “ha sido precisamente la afirmación de que la mujer tiene una historia, y que esta historia no puede considerarse como un conjunto de datos olvidados cuyo destino sería incorporarlos a las categorías históricas tradicionales ni tampoco como simple contribución marginal a la supuesta historia definitiva –la historia del hombre vista desde una perspectiva masculina y un sistema de valores masculinos.”

Precisamente esta era una de las principales preocupaciones al abordar la investigación de dos importantísimas mujeres emigrantes acerca de las cuales se ha escrito muy poco o solamente de forma referencial. Las figuras de Filo Vidal y Luisa Capetillo serán los ejes fundamentales que motivan esta sencilla investigación.

El primer problema que tuvimos fue la escasa bibliografía existente sobre la actuación de dichas figuras feministas, la primera gallega y la otra puertorriqueña, durante sus estancias en Cuba; las cuales aparecen de modo periférico en estudios generales. Ello ocurre por la desvalorización de lo femenino, siendo una característica central del sistema social de género, en el que ha predominado la desigualdad entre los hombres y las mujeres. Las mujeres en tanto personas y las actividades definidas como femeninas, no tienen el mismo valor que las masculinas, ni tampoco lo tienen los espacios sociales donde estos roles se desempeñan: el mundo público y el mundo privado (familia). Debido a las relaciones de género basadas en la jerarquía, lo femenino, en cualquiera de sus niveles, ha desaparecido y se ha hecho invisible.

Sobre la actuación de Filo Vidal durante el Segundo Congreso Nacional de Mujeres de abril de 1925 y su defensa de la mujer emigrante quisiéramos comenzar nuestro estudio. Esta Asamblea, que fue inaugurada y clausurada en el Teatro Nacional, ubicado dentro del edificio del Centro Gallego, tuvo en la moción de la mencionada gallega, un discurso que más allá de defender una nacionalidad específica, hablaba de la necesidad de ayudar a las mujeres emigrantes sin distinción de su origen nacional o regional.

Vidal pidió en el Congreso lo siguiente:

“Primero- Hacer una llamada a las actuales sociedades de inmigrantes, de todos los países, para que presten su concurso por medios distintos, con el fin de recaudar fondos, para que se levante un edificio amplio y alegre que se denomine Casa de la mujer inmigrante”. (GONZÁLEZ PAGÉS, 2010)

Este punto pedido por la delegada se materializa años después por diferentes sociedades españolas, que constituyen asociaciones regionales para sus emigradas en específico. Un segundo punto pedido por Filo Vidal apuntaba sobre las características que debía tener la casa de la mujer inmigrante:


“Que dicho edificio se alce no lejos del puerto, como áncora de salvación, brindándole su hospitalidad cariñosa a la mujer emigrante, la cual abonará una cuota mensual que le dé derecho apenas desembarque, a poseer un hogar de sólida honradez y protección, donde se le acoja cubriendo sus necesidades, bajo el Patronato del Congreso Femenino de Cuba. Así evitará que la mujer emigrante caiga en manos poco escrupulosas de primos, vecinos y amigos que cuando no acaben con sus modestos ahorros, que traen para sus primeras necesidades, sabe Dios a costa de qué repugnancias íntimas, la inician en el vicio, dejándolas abandonadas después”. (GONZÁLEZ PAGÉS, 2010)

Son significativas las denuncias constantes que eran realizadas sobre familiares y amigos de las emigradas, que lejos de actuar solidariamente, se convirtieron en el calvario de las mismas, por someterlas a actos muy crueles de vejación.

El último punto de la ponencia de Filo era un llamado espiritual a la aceptación plural:
“Que en la casa de la mujer inmigrante sea admitida toda persona del sexo femenino, sin distinción de edades, ni de raza, para la cual el edificio constará de varios pabellones, teniendo por divisa suprema: Amor y Protección. Ello reanudará en provecho de la mujer y gloria del feminismo cubano, que llevará a cabo una bella y gloriosa obra, siendo una demostración para el orbe entero de lo que pueden las fuerzas del espíritu femenino”. (GONZÁLEZ PAGÉS, 2010)

Si algo puede resultar curioso en las ponencias de la feminista Filo Vidal es cómo propugna en cada una de sus palabras: la defensa de la mujer inmigrante en general, sin entrar en las particularidades de regionalismos o nacionalismos; aún cuando proviene de una España marcada por los exacerbados sentimientos autonomistas de cada territorio, donde no existió una identificación con la nación a la que pertenecen, sino que se dan a conocer de acuerdo a la región histórica de procedencia: vascos/as, navarros/as, asturianos/as, gallegos/as, canarios/as, entre otras.

Otra feminista, la lectora, periodista, escritora y organizadora obrera Luisa Capetillo, fue una de las más destacadas líderes feministas en la historia de Puerto Rico. En una de sus publicaciones del año 1911, elaboró muy detalladamente su visión de la relación hombre y mujer. A través de Mi Opinión sobre las libertades, derechos y deberes de la mujer, insistió en el gran potencial que poseía la mujer como agente de cambio social, “porque el actual sistema, con todos sus errores, se sostiene por la ignorancia y esclavitud de la mujer” (RAMOS, 1992). Ello muestra cómo Capetillo hizo hincapié en la importancia de desmontar la errónea concepción que la educación no es apta para la mujer, y que esta es una valiosa vía para que se liberen de la dependencia con respecto a los hombres.

En este sentido, cabe recordar las palabras de una periodista y escritora asturiana llamada Agar Eva Infanzón y Canel (mejor conocida como Eva Canel), quien estuvo en Cuba durante el año 1891, y después de quedar viuda expresó: “si mi marido no hubiese muerto, y por el contrario hubiese hallado la salud en estas latitudes como los médicos lo habían predicho, yo habría venido a Cuba a ser lo que había sido antes, una esposa sumisa”. Esto viene afirmar, lo que años después, indicaban las palabras de la feminista puertorriqueña de exaltar el papel de la educación como mecanismo para terminar con la esclavitud de la mujer y no esperar por las vías “naturales” -la muerte, en este caso- para obtener reivindicaciones.

A partir de 1911 y durante los próximos cinco años, Luisa Capetillo extendió su radio de acción a otras regiones del continente. Así, en 1913, llegó a Cuba para vivir cerca de dos años. Después, de regreso a Puerto Rico, publicó su último libro conocido, influido de las ideas modernas fruto de sus viajes, y en el que desarrolló sus concepciones sobre la moral y el amor, citando como muestra de su cultura general sobre la mujer, historias de mujeres-paradigmas como: Madame Curie, Juana de Arco, Concepción Arenal, Agustina de Aragón, entre otras.

De su estancia por Cuba, data, tal vez, su más célebre anécdota, pues utilizó la transgresión de las normas masculinas, salir vestida de hombre por la calle de Obispo, como recurso para llamar la atención y ser oída por la opinión pública. Resultados de dicha acción: Capetillo fue obligada a salir del país y se le prohibió su entrada futura. Pareciera tan insignificante el motivo de tal sentencia, pero el que una mujer se vistiera de hombre en un espacio público, fue percibido como una violación del orden impuesto por los hombres.

Si bien pudo constituir una simple burla al atelier femenino, de la manera en que ocurrió, fue visto como un atentado a la tan irritable masculinidad de los hombres, un intento de empoderamiento por parte de dicha mujer, un delito que absurdamente solo pudo ser pagado por el modo en que se sancionó, pues el poder no había sido concebido socialmente para la mujer y la vía por la que ésta puede adquirirlo es mediante la dirección de los hombres; vía que a lo largo de la historia ha constituido un atropello de los ideales liberales-democráticos y donde las estigmatizadas mujeres no han gozado de la capacidad jurídica y política para decidir sobre algo.

A tan relevante escándalo se le realizó una copla popular que retrató dicho momento:

“Doña Luisa Capetillo,
con razón o sin razón
ha armado tremendo lío
con su falda pantalón.”
(GONZÁLEZ PAGÉS, 2003)

En honor y recuerdo de sus luchas y aportaciones al feminismo, Don Martín Beltrán, panadero, organizador obrero y compañero de trabajo de Capetillo la llamó: “Mujer de otro mundo, que vino a abrir nuevos senderos”. Y es que eso vino hacer tan osada mujer al transgredir normas y violar estereotipos en una época en que las féminas debían corresponder con el sistema sexo-género, o sino eran condenadas al patíbulo, guiado por las leyes de la nueva inquisición: la sociedad moderna.

Bibliografía

ARAUJO, Nara: Viajeras al Caribe. La Habana: Casa de las Américas, 1983
GONZÁLEZ PAGÉS, Julio César. En Busca de un espacio: Historia de las mujeres en Cuba. La Habana: Editorial de Ciencias Sociales, 2003
------------------------------------------- Gallegas en Cuba. Bogotá: Editorial Karisma, 2010 (Edición digital)
RAMOS, Julio. Compilación de ensayos de Luisa Capetillo. Amor y Anarquía. Los escritos de Luisa Capetillo. San Juan: Ediciones Huracán, 1992

viernes, 3 de septiembre de 2010

Gallegas en Cuba.






En la foto Carmen Almodovar
Julio César González Pagés y equipo de la
Red Iberoamericana de Masculinidades


Presentación de la Dra. Carmen Almodóvar al libro Gallegas en Cuba


En términos generales, cuando se acude a la presentación de un libro, se indaga por el autor del mismo, en tanto se unen el escritor y su obra para perdurar en la memoria o para ser condenados al olvido.

Siempre había pensado, que en este mundo de las Ciencias Sociales, tan complicado y espinoso -pero a la par tan lleno de compensaciones- no resultaba fácil abrirse paso rápidamente, bien en el ámbito universitario como en el de las publicaciones. Cuando reflexionaba al respecto no había tomado en cuenta las excepciones. Hoy estamos en presencia de uno de esos casos: el de un joven historiador, poseedor de una cautivante personalidad y de una tenacidad incalculable, que ha logrado romper “tabúes” y algunas barreras consideradas “infranqueables” para ganarse por “sus méritos” un espacio prestigioso como intelectual, dentro y fuera de Cuba.

Julio César González Pagés en apenas dos décadas, ha dictado conferencias y cursos sobre su especialidad –Género- en universidades y centros de investigación altamente reconocidos. España, Estados Unidos, México y otros países europeos e hispanoamericanos, han reclamado reiteradamente su presencia.

A partir de 1991, se suceden los títulos, libros y folletos –avalados por reconocidas editoriales- ven la luz tanto en Cuba como en el extranjero. Después del año 2001 sus trabajos también aparecen en soporte digital e Internet.
Julio César González se acerca tempranamente al estudio del movimiento feminista, a su lucha por el derecho al sufragio… Aún no había abandonado las aulas universitarias y ya era un defensor de estas causas un tanto perdidas u olvidadas en muchas partes del mundo. El doctorado le conduce definitivamente hacia los estudios de género… y en este ir y venir, en su afán por “rescatar al género femenino de la invisibilidad”, se encuentra un buen día con las vicisitudes confrontadas por las mujeres gallegas que deciden emigrar al “Nuevo Mundo” para “hacer la América”, creyendo algunos “cantos de sirena” puestos en boca de supuestos “indianos”, a través de las “cartas de llamada” y todo el imaginario creado al amparo de las “tierras de promisión”.

Surge así el acercamiento del mencionado historiador al tema de la emigración y el libro Las hijas de Galicia, que hoy amplía y reverdece en Gallegas en Cuba, editado en soporte digital.

A mi juicio, la estructura del libro – muy bien balanceada- cuenta con un discurso que, sin perder las precisiones informativas, las valoraciones novedosas, los análisis críticos y por supuesto, una fuerte presencia de criterios propios, mantiene un ritmo ágil y una elegancia sobria que atrapa al lector, obligándolo a continuar su lectura. He ahí uno de los méritos que debe concedérsele al libro, en tanto se ha escrito para leerse con placer, no por obligación.

El lenguaje empleado por el autor es accesible a todo estudioso del tema, sea o no especialista en el mismo; ha tenido el buen tacto de escribir para ser entendido sin necesidad de recurrir a un diccionario a cada paso. No se suma a corrientes de mal gusto impuestos por algunos “seudo-intelectuales”
Hace un momento he subrayado los valores formales de Gallegas…; a continuación voy a referirme a los contenidos de ese dinámico discurso, determinante, a la hora de evaluar una obra.

En primer lugar, el trabajo no está dirigido a examinar la historia de una institución, como pudiera presumirse –dado que la mayoría de las gallegas residentes en La Habana en aquellos tiempos de “república mediatizada” estaban asociadas a Hijas de Galicia –como una manera de agruparse en un territorio ajeno al propio, buscando amparo y calor humano- por tal motivo, el estudio del quehacer de la referida Asociación no resultaría ocioso. Sin embargo, aunque para Julio César González “el eje fundamental que motiva su investigación es la Asociación “Hijas de Galicia”, el verdadero centro temático de su libro es “el análisis sobre qué lugar ocupaban las mujeres gallegas en el seno de aquella hospitalaria sociedad y cuáles eran sus principales preocupaciones.”

La metodología empleada, ajena a los cánones tradicionales –donde interactúan métodos provenientes de diferentes disciplinas dentro de las Ciencias Sociales- a lo que se suma una rigurosa selección de fuentes empleadas, debidamente criticadas- permite al autor cumplimentar con creces los objetivos propuestos.
En el primer capítulo sobresale el epígrafe titulado “De Vigo a Coruña: embarque para las Hijas de Galicia”. El historiador pone al descubierto una página que había sido prácticamente obviada por la historiografía precedente relacionada con el tema abordado: la utilización de las mujeres que emigraban para trabajar honradamente y labrarse un porvenir y se convertían –por razones de la vida- en una fuente abastecedora de prostitución.

Julio César González Pagés se vale de expedientes penales, testimonios y la prensa de la época –entre otras fuentes- para estudiar las causas que conducen a muchas gallegas, a enrolarse en territorio cubano, a las filas de las “prostitutas”. La mayoría de estas infelices mujeres “caen en barrena” y reciben el menosprecio de la sociedad que le rodea. Por excepción –como en el caso de la “Macorina”- se convierten en dueñas de sus propios negocios, aunque estos carezcan de respetabilidad. En el propio capítulo debe destacarse lo concerniente a las “Voces feministas” que se alzan en l 1ro y 2do Congresos Nacionales de Mujeres (1923 y 1925) para reclamar medidas concretas que beneficiasen a la mujer inmigrante y evitar, con estas disposiciones, los atropellos a que eran sometidas, incluso, por parte de sus propios familiares.

El autor de Gallegas… pone al descubierto la denuncia de las feministas cubanas acerca de las diversas fórmulas empleadas en la Isla para explotar a las emigradas. Asimismo, subraya el investigador, cómo alzan su voz en los referidos Congresos, estas mujeres de avanzada, en señal de apoyo para la construcción de un refugio apropiado para las emigradas, contando con la efectiva colaboración de las instituciones españolas.

En el 2do capítulo abunda la información de primera mano sobre el nacimiento del sanatorio “Concepción Arenal”, sus estatutos, sus fundadores y el desenvolvimiento de las 1ras Juntas Generales de Asociados. Sobresale en el capítulo, el espacio concedido en éste a los “debates” suscitados en las Juntas, donde numerosas asociadas denuncian las conductas impropias asumidas por algunos directivos del centro asistencial, elevándose estas denuncias –en casos puntuales- a los tribunales competentes.

El autor se detiene en los “derechos” de loso asociados, en los beneficios sanitarios yen la presencia femenina en el seno de la Junta Directiva. Si se toma en cuenta la época en que se elaboran aquellos Estatutos, se les puede considerar de “Avanzada”. González hace hincapié en que no se obvie el responsable papel jugado por algunas asociadas, quejándose con sólidas fundamentaciones, en cartas dirigidas a los Presidentes de “Hijas de Galicia” de situaciones tales como: la manipulación de los Estatutos por parte de las Juntas Directivas Gobernantes, inapropiadas decisiones de las Juntas, incompetencia en los fallos dictados, etc. Demuestra el autor con sus ejemplos incuestionables, el gran interés de buena parte de la membresía en los problemas internos de la citada Asociación.

En el tercer y último capítulo del libro que se comenta, Julio César González se hace eco, con muy buen tino, de las polémicas surgidas alrededor de la compra de un terreno por parte de la “Sociedad Hijas de Galicia”, para que fuese instalado en él un balneario. Las razones esgrimidas por aquellas asociadas, muy bien documentadas sobre sus derechos para oponerse a la referida transacción, son detenidamente evaluadas por el historiador que destaca la diligente actuación de algunas de aquellas mujeres, en defensa de los intereses de la Sociedad a la que pertenecían, en una coyuntura que no las favorecía.
En el mismo capítulo González analiza, desprejuiciadamente, un tema espinoso: la imagen estereotipada divulgada en cine, teatro y la radio sobre la mujer gallega.

Durante años, el teatro vernáculo impuso en Cuba una imagen de la gallega –que de hecho, simbolizaba a todas las nacidas en España- donde se entremezclaban honradez, incapacidad, tozudez, laboriosidad, torpeza, etc., de manera intencional, discriminatoria, en la misma forma que se hacía con el “negrito criollo”.
El cine se hace eco, particularmente el argentino, de este estereotipo, a partir de la aparición en pantalla de la Cándida protagonizada por Nené Marshall. Julio César González se remite a la reacción de algunos periodistas sobre este sensible tema; particularmente destaca las airadas protestas de Fuco Gómez, oponiéndose a esta pueril y vejaminosa imagen de las gallegas, en unos y otros espacios socio-culturales.

No deja en el tintero el autor a que se hace referencia, la caracterización de la revista Cenit, órgano oficial de “Hijas de Galicia”, publicación que incluye a la mujer en sus cuadros de dirección y le concede la posibilidad de escribir en sus secciones –fijas: González reflexiona, con objetividad, ubicándose siempre en el contexto histórico en el cual se inserta la mencionada revista- sobre los temas abordados en aquellos espacios, que ponen a prueba la capacidad de estas mujeres –devenidas periodistas- y destaca la utilidad y novedad de algunos de sus escritos relativos a la historia, la educación y la formación de valores cívicos.
Coincido con el historiador en que Cenit cumplió ampliamente sus objetivos y la evolución de la revista tiene un carácter ascendente, desde el ángulo cultural, en tanto se atreve a incorporar a sus páginas temas considerados tabúes, en aquellos años, como el dela educación sexual.

Sólo me resta aplaudir esta nueva entrega de Julio César González, que una vez más hace aportes a las historiografías de Cuba y España, coadyuvando con su quehacer a mantener vivos e indisolubles, los lazos de nuestra “Común Historia”.