miércoles, 15 de diciembre de 2010

UNA MIRADA FEMENINA AL CUIDADO DE LA NATURALEZA

Por: Celia H. Martínez Prado.
Estudiante de 4to. Año de Lic.
en Historia, Universidad de La Habana.


El papel de la mujer cubana en la historia de nuestro país ha sido tratado en numerosos trabajos, sin embargo, la mayor parte de ellos recurren a las mismas figuras femeninas. De esta manera, observamos que en el siglo XIX el nombre por excelencia es el de la poetiza Gertrudis Gómez de Avellaneda; en las guerras de independencia lo son Ana Betancourt y Mariana Grajales; el período republicano presenta una escasez en este tema, salvo algunas excepciones donde se hace referencia a los Congresos Nacionales de Mujeres.

Igualmente recurrentes son los nombres de Celia Sánchez, Haydee Santamaría y Melba Hernández, esta vez en el periodo que comprende la lucha contra la tiranía de Fulgencio Batista.

Evidentemente, el papel de la mujer no ha sido lo suficientemente analizado y divulgado, por lo que se hace necesario realizar un análisis partiendo de la perspectiva de género y para ello resulta imprescindible el estudio de la década del veinte del siglo pasado, en la que se produce el ascenso de movimientos sociales y políticos, dentro de los que se encuentra el feminismo. En este contexto, las mujeres cubanas comenzaron a organizarse para reclamar sus derechos, aunque en sus demandas estuvieron incluidos también muchos de los problemas de la sociedad cubana de la época. Tienen lugar entonces, los Congresos Nacionales de Mujeres, como expresión de la lucha de este sector por alcanzar iguales derechos civiles que los hombres.

El presente trabajo pretende realizar un recorrido por los Congresos de Mujeres celebrados en La Habana en las primeras décadas del siglo XX, prestando especial interés al tratamiento dado al tema de la conservación de la naturaleza. Pretende además, establecer un primer acercamiento al movimiento ecofeminista a partir de sus principales postulados; así como demostrar que el interés femenino en el tema de la conservación durante los Congresos no puede incluirse dentro de este movimiento.

Las primeras conexiones entre el feminismo y la ecología que dieron origen al ecofeminismo se encuentran en las utopías literarias de las feministas de los años setenta. En ellas se define una sociedad en la que las mujeres viven sin opresión, con democracia interna y en la que prevalece el uso de tecnologías respetuosas con el medio ambiente. Fue Françoise d'Eaubonne (1) , en 1974, quien adoptó por primera vez el término de ecofeminismo para representar el potencial de las mujeres para encabezar una revolución ecológica que significara nuevas relaciones de género entre hombres y mujeres y una relación distinta entre los seres humanos y la naturaleza. Este ecofeminismo inicial ha evolucionado dando lugar a tendencias distintas, todas preocupadas e interesadas por el cambio de las relaciones entre las personas y el medio ambiente.

Ahora bien, de manera general el ecofeminismo plantea la existencia de una conexión entre la dominación y explotación de las mujeres y de la naturaleza, argumentando que la capacidad de gestación de la mujer permite una mayor identificación con la naturaleza y por ello propone objetivos comunes para el movimiento feminista y ecologista, planteando la necesidad de trabajar conjuntamente en la construcción de alternativas que reviertan tal situación.


El Primer Congreso Nacional de Mujeres sesionó en La Habana del primero al siete de abril de 1923, de esta forma, se abría un espacio para trazar las líneas a seguir por el movimiento femenino cubano, así como para propiciar la unidad entre las diferentes organizaciones que habían sido creadas con anterioridad. La participación en él quedó establecida a partir del cumplimiento de determinadas condiciones, así como con el compromiso de no emitir criterios desfavorables contra el feminismo. En sus palabras de apertura, la presidenta Pilar Morlón de Menéndez dio a conocer las aspiraciones generales del Congreso:

“Así, pues, el objeto de nuestro Congreso es doble: en primer término es un exponente del grado cultural de la cubana demostrando que, con haberla hecho copartícipe de los beneficios de la enseñanza, le han otorgado el derecho de aspirar a todas las sanas posibilidades y en segundo lugar servirá de exposición del pensamiento femenino respecto a los problemas que afectan al individuo, a la familia, al hogar y a la Patria.” (MEMORIAS, FMC)

En relación a la temática conservacionista, en este primer Congreso dos ponencias abordan el tema: una titulada “Amor y protección a los animales”, a cargo de Jeannette Ryder y la otra “Amor a las plantas y flores”, a cargo de Pilar Houston, ambas estadounidenses.(2) La presencia de dos trabajos que abordaran relativamente la misma temática me resultó muy interesante, si tenemos en cuenta el contenido del resto de los trabajos, orientados sobre todo a la lucha por el sufragio femenino y la reivindicación de una serie de derechos sociales que se hacían indispensables para la equiparación de la mujer con el hombre en la vida civil y política. Los trabajos hablan de la necesidad de fomentar en los niños el cuidado de los animales y el entorno que lo rodea; propiciar la siembra de árboles y exigir la limpieza en las plazas y parques públicos.

Finalizado el Congreso y dados a conocer sus principales acuerdos, los que abordan el tema de la protección al trabajo de la mujer, la equiparación de sus salarios con respecto a los hombres, la reforma penitenciaria y la legislación sobre el adulterio; en especial, el número seis está dedicado a “intensificar el amor a las plantas y los animales”. De esta manera quedaba suscrito el interés de las mujeres cubanas en el cuidado de la naturaleza.


Este Congreso Nacional de Mujeres fue el primero de su tipo en Cuba y América Latina, logrando movilizar a determinados sectores femeninos del país; puso de manifiesto el proceso de radicalización de la mujer frente a las leyes y las costumbres reaccionarias que la discriminaban y sirvió de reflejo a algunos de los males que afectaban al pueblo. Sin embargo, no puede pasarse por alto el hecho de que exigía reivindicaciones para la mujer al margen de la lucha contra el régimen que igualmente explotaba y discriminaba al país y que su carácter burgués le impedía abarcar las necesidades de la mujer cubana en general -dígase campesina, obrera.

El Segundo Congreso de Nacional de Mujeres se celebró en La Habana en el año 1925. Una de las peculiaridades que presentó fue la presencia de la mujer obrera trabajadora, ausente en la primera cita. Motivó el interés de los intelectuales y de la opinión pública en general. La prensa de la época concedió diariamente un espacio al comentario de las sesiones y temas que allí se debatían. Esta vez se prestó atención a algunos problemas sociales que no fueron discutidos en el Primer Congreso y que si bien no se les dio una solución definitiva, al menos fueron señalados y criticados. Aquí se incluyen, por ejemplo, la creación de gremios de las mujeres obreras para la defensa de sus intereses y la prohibición de anuncios que denigraran a la mujer. Se acordó además erigir un monumento a la mujer cubana participante en las guerras de independencia. En esta ocasión, no hubo ninguna ponencia que abordara el tema medioambiental.

Este Congreso culminó con una fuerte división al interior del movimiento femenino cubano, provocado por las diferencias de criterios en aspectos como el reconocimiento de iguales derechos entre los hijos legítimos e ilegítimos y la concesión del sufragio a partir de la asociación con algún partido político. Como consecuencia, las mujeres cubanas no volvieron a reunirse en Congreso hasta el año 1939.

El Tercer Congreso Nacional de Mujeres sesionó igualmente en La Habana. Su objetivo fundamental era agrupar a todas las mujeres de Cuba, sin exclusión de índole política, religiosa o racial, en la defensa de “los derechos de la mujer y el niño, la paz y el progreso de Cuba.” La labor del Congreso resultó amplia, profunda y sostenida. En las conclusiones, se exigieron, entre otros aspectos una reforma a la Carta Magna de la República; el respeto al derecho civil de la mujer; la realización de un Código de la Familia; la lucha contra la delincuencia femenina, encaminada hacia la solución del problema económico de la mujer joven; hacer que desaparecieran en los centros de reclusión el aspecto de sitios de castigo, convirtiéndolos en centros de readaptación de la mujer; luchar contra el proxenetismo y, finalmente, el rechazo a la pena de muerte. Una vez más, el tema de la conservación de la naturaleza no estuvo incluido.

Partiendo del análisis anterior, podemos concluir que la mayoría de los Congresos Nacionales de Mujeres adolecen del tratamiento al tema ecológico. Sólo en el primer encuentro de este tipo se hace referencia a esta temática, a partir de las ponencias de Pilar Houston y Jeannette Ryder. Esto responde, en mi opinión, al carácter clasista de los Congresos. Desde su perspectiva burguesa, la cuestión de la naturaleza y su cuidado no se torna fundamental para estas mujeres, ocupando el centro de sus debates el tema del sufragio femenino, el acceso a la vida política y la igualdad de derechos civiles con respecto a los hombres. Faltarían muchos años para que la mujer, en su lucha reivindicadora incluyera la cuestión ecológica como un intento más de cambio social y de denuncia.

NOTAS:

1-Escritora y profesora francesa pionera del movimiento feminista de los años setenta del siglo pasado.

2- Al congreso estuvieron invitadas asociaciones femeninas de otros países.


BIBLIOGRAFÍA

DOMÍNGUEZ, Ofelia. 50 años de una vida. La Habana: Instituto Cubano del Libro, 1971
EVANS, Sara. Nacidas para la libertad: historia de mujeres en Estados Unidos. Buenos Aires: Ed. Sudamericana, 1993
GÓMEZ-PASTRANA, Teresa María. El ecofeminismo: una opción real de Transformación social. Disponible en: http://www.rebelión.com. Acceso en: 5 de dic. 2004
GONZÁLEZ, Jorge F. Las luchas por el sufragio femenino bajo el régimen de Machado. 2007. Trabajo de Diploma-Facultad de Filosofía e Historia-Departamento de Historia, Universidad de La Habana, La Habana
GONZÁLEZ PAGÉS, Julio César. En Busca de un espacio: Historia de las mujeres en Cuba. La Habana: Editorial de Ciencias Sociales, 2003
SUÁREZ F., Liane. La mujer cubana entre 1940-1952. 1996-1997. Trabajo de Diploma-Facultad de Filosofía e Historia-Departamento de Historia, Universidad de La Habana, La Habana

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