En la foto Rochy, Julio César González Pagés y Catherine Murphy durante la Gira 2013 en la ciudad de Camaguey
Por Ricardo R. González
La cineasta y documentalista
norteamericana Catherine Murphy resulta un ser sorprendente. Cautiva por su
inteligencia, extraordinario dominio del español, y por ese don que la
convierte en una amiga de siempre. Cualquiera diría que es una cubana más a su
paso por la Rampa habanera o por otro sitio del país, sin sentirse que lleva un
pasaporte extranjero.
Una artista de bondades que se
apropia del proceso de creatividad atado a las realidades del universo, de este
globo terráqueo que gira y gira, y muestra en su rumbo policromías y desgarros.
Un día conoció la existencia del
proyecto Tod@s Contracorriente que lideran en Cuba la cantante Rochy Ameneiro, y el doctor Julio César González Pagés, coordinador de la Red Iberoamericana y Africana de Masculinidades, y decidió acercarse a este
universo que aboga por el bienestar humano en el afán de entregarle a la vida
buena dosis de dignidad.
Confiesa que su inserción le ha
propiciado enormes satisfacciones, a tal punto que suman años colaborando en
esta alianza, pues para ella Rochy «es una cantante de mucha alma. y Julio
César un escritor, historiador e intelectual de quilates dispuestos a defender
una cultura de paz que gana en fuerza».
Hace poco tiempo Murphy regresó a
Cuba, y no trajo sus manos vacías. Quiso participar en la segunda gira de este
proyecto dedicada a la defensa de la diversidad cultural. Su documental Maestra
—estrenado en 2011 en el cine capitalino de 23 y 12 como parte de las
actividades por el aniversario 50 de la Campaña de Alfabetización— impactó a
muchos por la manera de abordar el acontecimiento a base de sagacidad y buen
gusto.
— ¿Cómo surge la idea si se tiene en
cuenta que no fue partícipe de esta experiencia cubana?
— Nada de fortuito. La historia me
fascinó y condujo a una inspiración total a partir de las vivencias de un grupo
de mujeres cubanas que tuve la oportunidad de conocer. Fui siguiendo las vidas
de estas nueve mujeres y de muchas más porque eran parte de la propia historia
y cada una encierra un caudal de pasajes, emociones, riquezas, y enseñanzas
dignas de compartir.
— Siempre un producto artístico
lleva a valoraciones que pueden resultar coincidentes o divergentes desde la
óptica del realizador…
— Confieso que veía la historia de
otra forma y por eso fluyó la invitación de Rochy y Julio César. Sin pensarlo
dos veces me sumé a la campaña Únete junto a la popular intérprete
Julieta Venegas debido a la responsabilidad que asume el arte para contribuir a
esa cultura necesitada por el mundo.
«Esta unión adquirió una dimensión
mayor, y cuando Rochy y Julio César vieron mi documental le dieron una
importancia que realmente yo no la vi desde el punto de vista de visibilizar a
la mujer dentro de la historia cubana».
—¿Pudiera hablarse de una lectura de
género en su obra?
— Sin dudas, todos los participantes
en las labores de alfabetización fueron profundamente transformados como seres
humanos. Hombres y mujeres a quienes les cambió la vida. Pidiéramos decir que
para la gran mayoría constituyó un antes de y después de… Incluso para los
varones fue también transformador».
— Y entre tantas historias que
retomó ¿cuáles resultaron las diferencias sorprendentes?
— Hubo algo que me llamó la
atención. Cuando los varones fueron a contarle a sus padres que deseaban
incorporarse a la Campaña de Alfabetización casi siempre apoyaron la idea.
Incluso dado el marcado carácter machista de la sociedad decían: «Ve y hazte
hombre».
«Era como el bautizo, una prueba de
fuego. Sin embargo, en el caso de las muchachas diría que algunas familias
aprobaron la participación pero sin dejar de reflejar dudas y preocupaciones,
en otras primó las reticencias, y muchos hogares negaron la participación
porque no eran tareas para señoritas dedicadas al hogar.
— Si tuviera que ofrecer su
valoración ante tantas disyuntivas ¿cómo lo definiría Catherine Murphy?
— Una
victoria ante los cánones de la época. Es admirable que en tiempos de patrones
de conductas tan aferrados muchas lograron convencer a la familia, y
establecieron un nivel de autonomía que nunca antes había sido permitido para
la mujer cubana.
«Cincuenta mil muchachas cambiaron
su visión del mundo a partir de ese momento. Apreciaron a su país, a su sociedad,
de una manera distinta, y se sintieron dueñas de sus propios actos.
«Hubo incomprensiones, pero no
miraron hacia atrás. Su vida comenzó en ese momento y se enamoraron del empeño
de ser útiles, de tratar de cambiar el mundo».
— El documental Maestra destaca
la vida de nueve alfabetizadoras, pero ¿solamente mujeres?
— Cualquiera pensaría que es una
visión unilateral, que trata de inclinar la balanza hacia el lado de las
féminas y no es así. Esto deviene una primera parte con testimonios
impactantes, de esos que marcan en otras vidas y enseñan. Incluso algunas de
ellas ya no están, pero habrá continuidad con los hombres y existe la idea de
trabajar con ellos.
— Se pueden adelantar nombres?
— Hay testimonios muy lindos de
Silvio Rodríguez que alfabetizó cuando apenas tenía 14 años allá por parajes de
la Ciénaga de Zapata,
«Enrique Pineda Barnet cuenta
vivencias excepcionales al ser, ante todo, maestro voluntario. Daniel Diez, que
después fundó la Televisión Serrana, ha declarado que de alguna manera este
canal fue inspirado por aquellas experiencias, el pintor José Fuster dice que
ha llevado toda la vida pintando aquellos mundos que conoció entre el
campesinado, el monte y la naturaleza cubana… por lo que resulta trascendental
incluir estas emociones y las de otros compañeros».
— ¿Una visión solo
citadina…habanera?
— Todo lo contrario, a nuestro paso
por diferentes ciudades en esta gira hemos grabado nuevos testimonios que
enriquecerán las próximas producciones porque siempre habrá nuevos matices por
descubrir.
— Si tuviera oportunidad de dominar
el mundo aunque sea por unos minutos ¿cómo lo dibujaría?
— Tenemos varios retos como parte de
la humanidad que somos. Hay guerras, drogas, problemas ambientales muy serios a
nivel global, sin obviar a un Planeta signado por las marcas de la violencia
que penetra en los hogares y hiere a las familias.
«Creo que necesitamos una nueva
alfabetización, y es lo que busca el proyecto Tod@s Contracorriente para
aprender a ser mejores, a crecer como seres humanos. Una especie de
alfabetización espiritual que recorra el alma».
Ver http://ricardosoy.wordpress.com/2013/07/26/catherine-murphy-el-mundo-necesita-una-alfabetizacion-del-alma/